Hasta el 70% de la superficie del planeta en el que vivimos es agua. Lo mismo para nuestro cuerpo, donde la cifra varía levemente en función de la edad que tengamos. Un dato curioso que sirve para ilustrar la importancia vital de este líquido para la salud del ser humano, cuyo consumo recomendado en adultos es de en torno a dos litros al día.

En el mercado existen actualmente una gran cantidad de marcas de agua y la elección de uno u otro depende de los casos. Así las cosas y por ejemplo, el bajo contenido en sales minerales de las aguas de mineralización muy débil, inferior a los 50 miligramos por litro, las convierte en recomendables para niños y mayores así como pacientes renales o aquellos que sufren de hipertensión, entre otros. 

El agua de mineralización muy débil se dibuja como una gran aliada en la lucha contra la retención de líquidos, lo cual repercute en nuestro cuerpo por dentro, pero también por fuera. Esto es así debido a su bajo contenido en sodio, lo que refuerza sus propiedades diuréticas y lo que, a su vez, contribuye como ayuda a las dietas de adelgazamiento o a una mejor y mayor hidratación de la piel. Belleza y salud se unen así en el que también representa el tipo de agua idóneo para grupos poblacionales más sensibles. 

Hasta el 70% de la superficie del planeta en el que vivimos es agua. CEDIDA

El clave de salud renal

Así es. Los expertos de la salud coinciden en que la ingesta de agua en cantidades suficientes adquiere especial relevancia en los enfermos renales crónicos. Sin embargo, no todos los tipos de agua son aptas para estos enfermos. Se aconseja, de hecho, el agua de mineralización muy débil como la opción más adecuada debido a su bajo contenido en sales minerales.

Por un lado, beber agua suficiente ofrece un efecto protector a los pacientes al conseguir que las sales de la orina estén menos concentradas y, por lo tanto, reducir la posibilidad de que se agrupen para dar lugar a cristales, evitando a su vez la formación de cálculos renales.

Por el otro, ese agua tiene que tener poco residuo seco. Dicho de otro modo, ha de contener un nivel de mineralización muy bajo, lo que se conoce como agua de mineralización muy débil, especialmente recomendada para quienes sufren problemas de riñón. 

¿Cómo diferenciarlas?

La mineralización de un agua se establece en función de un parámetro denominado residuo seco, que es la cantidad de sólidos que quedan al evaporar el agua a 180º. 

Las aguas de mineralización muy débil tienen un residuo seco cuyo valor es igual o inferior a 50 mg/l. 

 Se diferencian de las de mineralización débil en que estas últimas tienen un residuo seco que oscila entre 50 y 500 mg/l. Este es el valor de la etiqueta en el que tiene que fijarse el consumidor a la hora de elegir el tipo de agua que más le conviene.