La llegada de las Navidades evoca para muchas personas la alegría y la felicidad de las reuniones familiares, la ilusión infantil y la magia propia de estas fechas. Sin embargo, más allá de los villancicos, los regalos y los reencuentros, no todo es perfecto en unos días tan señalados.

Lo que para muchas personas es alegría, para otras es todo lo contrario. El estado de ánimo puede llegar a resentirse en los últimos días del año dando lugar a unos síntomas muy señalados por una serie de razones mucho más extendidas de lo que parece.

Estas sensaciones que llevan a algunos a desear permanecer aislados durante las fechas navideñas y desear que pasen las celebraciones lo antes posible han recibido diversos nombres, desde el 'Christmas Blues' cada vez más popular en el mundo anglosajón hasta el 'Síndrome Navideño' del que se habla en España y algunas zonas de Latinoamérica.

En ocasiones, esto está relacionado con la nostalgia del pasado, de la ilusión infantil y de cómo se vivía la Navidad en otros tiempos, quizá con situaciones familiares o personales diferentes. Esto puede estar también enraizado con el duelo por la pérdida (reciente o no) de algún ser querido, al que se recuerda con especial incidencia en las fechas navideñas.

Otro factor que puede jugar un papel clave es la sensación de 'fin de ciclo' que se puede tener al acabar un año. Termina un periodo para el que muchos se hicieron planes y previsiones, y realizar balance de cómo salió todo finalmente puede llevar a sentir frustración, especialmente cuando durante el año ha ocurrido algo imprevisto o negativo en nuestras vidas.

El ver a otras personas celebrando cuando uno siente desasosiego, o el hecho de no poder en ocasiones celebrar como y con quien a uno le gustaría por motivos personales, familiares, laborales o geográficos es otro de los factores que agravan las sensaciones negativas que llevan a caer en la llamada depresión navideña.

Según los expertos, lo importante para evitar dicha depresión es tener consciencia de los sentimientos que pueden surgir con el fin de mantenerlos bajo control y manejarlos lo mejor posible, de cara a conseguir evitar la angustia que la Navidad puede causar en algunos de nosotros. Hacer planes, pasar tiempo con amigos o mantenerse activo pueden ser algunas de las mejores soluciones al respecto.