Asegura que no existe un cerebro unisex sino que hombres y mujeres presentan diferencias en este órgano -debido a las hormonas-, lo que conlleva "distintas estrategias a la hora de hacer las mismas cosas" aunque reconoce que en la personalidad y la forma de actuar de una persona influyen varios factores. "Depende de cuestiones genéticas, pero también de su temperamento, su educación o su entorno", señala la catedrática emérita de Bioquímica y Biología Molecular y vocal del Comité de Bioética de España, Natalia López Moratalla, que impartió la charla "¿Cerebro femenino, cerebro masculino? en el seno de la ONCE en Galicia, organizada por la Asociación Galega de Bioética.

-Desde el punto de vista biológico, ¿es diferente el cerebro del hombre y el de la mujer?

-Sí, durante muchos años se puso en duda que fueran diferentes pero era porque no existían las técnicas necesarias para demostrarlo. En la última década los avances en neuroimagen nos permiten ver las conexiones cerebrales, el cableado total y ver que es impresionante el organización del cerebro. En estos estudios se ha visto que el trazado general es diferente en hombres y mujeres, mientras en ellas va de derecha a izquierda, en los hombres va de delante hacia atrás. Esto supone distintas estrategias para hacer las mismas cosas. En las mujeres, por ejemplo, cualquier acción -aunque sea un tema cognitivo árido, por ejemplo- pasa por el lado derecho del cerebro, el que procesa las emociones mientras que en los hombres no ocurre esto.

-¿Esto qué supone en la

práctica?

-Supone que las formas de trabajar del cerebro son diferentes. En la mujer hay una tendencia a usar la parte del cerebro que regula la memoria emocional y esto lleva a que, por ejemplo, tengan mayor capacidad para no olvidarse de una fecha. Pero esto nada tiene que ver con las capacidades intelectuales, cognitivas o artísticas que varían según la persona, no por el sexo.

-¿Y qué ocurre con las mujeres que no expresan sus emociones o con los hombres que destacan por su sensibilidad?

-El trazado cerebral está ahí y las estrategias-que todo pase por la zona que procese las emociones- están ahí, independientemente de que una mujer cumpla con los estereotipos que se asocian al hombre o al revés. La forma de actuar de una persona tiene una base genética, pero también depende de su temperamento, de la educación que recibe o de su entorno y de las relaciones que tiene con los demás. En las charlas me preguntan también por la homosexualidad o la transexualidad. En el caso de los transexuales se sabe que los cables del cerebro que procesan la imagen corporal están alterados.

-¿Las diferencias en el cerebro femenino y masculino influyen a la hora de padecer enfermedades neurológicas?

-Sí, hay diferencias en la predisposición pero no solo en enfermedades neurológicas. Se sabe que las mujeres tienen mayor riesgo de sufrir depresión o trastornos de alimentación mientras que hay más casos de autismo

-Entonces, ¿los tratamientos deberían ser diferentes?

-No, una vez que se desarrolla la enfermedad es igual y se precisan los mismos tratamientos.

- Los avances de la técnica, ¿han permitido conocer mejor las enfermedades mentales?

-Sí, ahora sabemos que en la mayoría de estas patologías hay cables del cerebro que no están bien en algunas zonas o que no son muy fuertes. Por ejemplo, en algunas adicciones como a internet o a la heroína se ha visto que se deteriora el cableado que conecta el lado cognitivo y el emocional. Todo lo que hacemos deja huella en el cerebro y ahora trabajamos para en el caso de la depresión, tratar de entrenar para poder fortalecer los cables.

-¿El daño se puede revertir, entonces?

-Sí, somos optimistas y trabajamos en ello, en sistemas para intentar fortalecer los cables.