La tuberculosis, una enfermedad que afecta a unas 5.500 personas al año en España, será eliminada en 2035 según cálculos de la OMS, para lo que el Ministerio de Sanidad, Asuntos Sociales e Igualdad está ultimando un Plan Nacional de Prevención y Control de esta patología.

Así lo han sostenido distintos expertos reunidos en Madrid durante la 5ª Jornada de la Red contra la Tuberculosis y por la Solidaridad (Red TBS), en la que durante todo el día de hoy debatirán sobre las necesidades prioritarias a desarrollar para acabar con esta enfermedad, que afectó a 10,6 millones de personas en todo el mundo el pasado año.

"España reúne todas las condiciones para poder hacerlo", ha destacado el coordinador de la Unidad Multi-Drogo-Resistencia de la Unión Internacional contra la Tuberculosis y Enfermedades Respiratorias, José Caminero, al ser preguntado por si se dan las condiciones para que nuestro país cumpla con la previsión de la OMS.

Para ello, Sanidad y la Red ultiman un plan de prevención y control que, según ha explicado la jefa del Área de Vacunación y de Programas de Prevención del Ministerio, Aurora Limia, estará listo y revisado en un año aproximadamente, a finales de 2017 o principios de 2018, para proceder a su implementación.

Dicho plan tendrá como base el aprobado en 2007 por el Consejo Interterritorial de Salud a propuesta de los Grupos de Trabajo de Expertos en Tuberculosis y de Salud Pública, pero actualizándolo con la opinión de las sociedades científicas para lograr un consenso integral frente a esta enfermedad infecciosa.

Lo que Limia no ha podido precisar es la financiación con la que contará aunque, como cualquier otro programa de salud, el Ministerio la compartirá con las comunidades autónomas.

De esta forma, ha mostrado su convencimiento de que se cumplirá con las previsiones de la OMS, que ha fechado para 2035 el fin de la tuberculosis.

Cada año, se detectan en España unos 5.500 casos de esta dolencia, según los últimos datos de la OMS referentes a 2015, aunque solo se notificaron 4.700.

En este sentido, Limia ha recalcado que ya se ha instado a las comunidades autónomas para que "trabajen más" en el problema de las "infranotificaciones" de la enfermedad y cuyo número exacto se desconoce.

Un problema que, no obstante, no supone que el paciente no esté recibiendo tratamiento, sino simplemente que el profesional clínico no los comunica.

En todo caso, estos expertos han resaltado que la tuberculosis, de la que hubo 10,6 millones de casos en todo el mundo el año pasado, continúa su tendencia a la baja en nuestro país, aunque sigue presentando tasas más altas que los de su entorno, como Francia o Reino Unido.

Son las ciudades donde se registra el mayor número de casos, y casi la mitad de ellos la sufre la población inmigrante.

Y es que es en ellas donde el bacilo encuentra "lo que más le gusta", el hacinamiento, a lo que se suman las mayores proporciones de habitantes en dificultades y en riesgo de pobreza y exclusión, colectivos con los que más se ceba esta enfermedad.

Cualquier persona puede contraer tuberculosis, enfermedad causada por una bacteria que destruye el tejido pulmonar y se transmite a través del aire al toser o estornudar.

Sin embargo, los fumadores doblan el riesgo de infección y los diabéticos lo multiplican hasta por cuatro, cifras que se disparan en los casos de personas con el sistema inmunitario dañado o que sufren VIH, ha subrayado el secretario general de la Red TBS, Javier García.

Pero, sobre todo, es una enfermedad social, y golpea a los estratos más bajos de la población.

De ahí que el responsable del plan de Salud de Cruz Roja Española, Juan Jesús Hernández, haya apostado por una estrategia coordinada que, además de garantizar un diagnóstico precoz o el tratamiento, aseguren a los enfermos una vivienda con calefacción o una buena alimentación, claves para su cura.