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Beneficios del ejercicio

Deporte y embarazo, sí desde el principio

La actividad física controlada ayuda a evitar el exceso de peso, la diabetes gestacional y la salud mental -Los expertos vetan solo los deportes de contacto y con riesgo de caída

Deporte y embarazo, sí desde el principio

La creencia de que durante el embarazo, especialmente en el primer trimestre, no es bueno hacer deporte, está hoy en día desfasada. Expertos gallegos en educación física aseguran que, siempre que el embarazo no sea de riesgo, se puede y debe hacer ejercicio desde el mismo momento en que se conoce la noticia.

"La gestación no es una enfermedad. Es un proceso completamente natural, que genera importantes cambios fisiológicos en el organismo de la mujer, pero que son transitorios. Una mujer embarazada es, en general, una practicante sana, capaz de realizar una actividad física que debe adaptarse a sus características doblemente especiales: por la magnitud de los cambios que sufre su organismo y por la continuidad y velocidad de los mismos. Como ocurre con cualquier otra persona, el ejercicio adaptado a sus características concretas es un factor determinante de su calidad de vida, también durante la gestación", afirma María del Castillo, profesora de la Facultad de Ciencias del Deporte y la Educaciíon Física de la Universidade de A Coruña (UDC).

La experta, recuerda que radicionalmente la mujer embarazada era considerada como un ser débil con necesidad de protección "y, sin embargo, muchas mujeres de países en desarrollo demuestran que aún en las condiciones más adversas y sin poder dejar de trabajar (en puestos de gran exigencia física) son capaces de convertirse en madres. No tan lejos, nuestras predecesoras del ámbito rural en Galicia seguían trabajando en el campo durante la gestación; no tenían más remedio", añade la docente, que imparte en la facultad "Mujer y deporte".

"El mejor consejo que se puede dar a las mujeres es que escuchen a su cuerpo durante la realización de cualquier actividad, sea cual sea. Ellas saben mejor incluso que los ginecólogos hasta qué momento y con qué intensidad pueden practicar deporte", aconseja Del Castillo, al tiempo que destaca que esta norma es para embarazos normales, "por supuesto, no están incluidos los que tienen riesgo de parto prematuro o placenta previa, por ejemplo".

Algunos de los beneficios descritos por el American College of Obstetricians and Gynecologists indican que la práctica regular de ejercicio físico mejora el estreñimiento, regula el sueño, disminuye los dolores musculoesqueléticos e incluso controla de la ganancia de peso durante el embarazo.

"Si la mujer era deportista antes de quedarse embarazada puede seguir manteniendo su actividad, ella misma sentirá cuándo tiene que reducir la intensidad, pero incluso si es corredora puede seguir corriendo", describe la profesora. Tan solo, advierte, no son recomendables deportes de contacto y con riesgo de caída como la bicicleta (aunque sí se puede mantener la estática), el equí o la hípica o deportes de contacto como el fútbol o las artes marciales.

En el caso de mujeres que, previamente, no practicaban deporte, "el embarazo puede ser un buen momento para empezar a cambiar los hábitos porque pocas veces va a estar tan motivada como en este momento", indica Del Castillo. En estos casos, las recomendaciones más comunes son actividades aeróbicas moderadas como caminar, nadar, elíptica o bicicleta estática siendo el caminar la que tiene una prevalencia más alta con un 83%.

Respecto a si hay un momento del embarazo en el que la mujer debería dejar por completo el deporte, los expertos señalan que depende de cada caso. "Hay mujeres que el último mes se encuentran muy pesadas o tienen otros hijos y a veces es mejor que se relajen; pero en otros casos no hay nada que impida que la mujer esté haciendo deporte hasta el último momento; debería de ser una decisión muy personal, aunque a veces no se permite que así sea", reivindica la profesional.

Eso sí, Del Castillo recuerda que "el ejercicio exhaustivo no tiene sentido en un momento en que, hagamos lo que hagamos, nuestro cuerpo va a cambiar". El Colegio Americano de Ginecología y Obstetricia recomienda no sobrepasar los 140 latidos por minuto en general. Así mismo, se recomienda una práctica regular y sistemática mejor que hacer sesiones de forma esporádica. Como referencia general se aconseja reducir la intensidad del ejercicio a las dos terceras partes de la intensidad normal, a la que se solía llegar antes del embarazo.

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