Llega el verano y con él los largos desplazamientos en coche, que pueden llegar a resultar verdaderamente tediosos. Pero no sólo el aburrimiento es un elemento que puede acompañar el trayecto. También existen condicionantes de salud que pueden hacer más o menos confortable un viaje y a los que conviene tener en cuenta para estar más cómodos y no exponernos a un riesgo no deseado, como mareos, vómitos o incluso, en situaciones extremas, episodios de trombosis.

Lo primero, antes del viaje, es ser consciente de que vamos a estar durante largas horas en el vehículo que corresponda, ya sea un coche, un autobús, un avión, un tren o un barco. Es clave asegurarse de que estamos provistos de aparatos que nos ayuden a hacer más llevadero el tiempo: reproductores de música, libros, tabletas? Y, como primeras recomendaciones, no ingerir café ni alcohol en las horas previas, así como tampoco somníferos. Sin embargo, si se puede tomar una aspirina, que tiene un efecto anticoagulante. Además, la ropa que se llevará deberá ser lo más amplia posible, sin apreturas, de manera que nos permita una postura más relajada en nuestro asiento.

Una vez en el viaje, no conviene almacenar ningún bulto o maleta bajo nuestros pies, puesto que las piernas deben estar relajadas y con un ángulo de 90 grados. Es también aconsejable levantar hacia arriba la punta de los pies, apoyándose sobre el talón, para poder estirar los músculos. Si se viaja en coche, es perentorio realizar una parada cada dos horas para desentumecer espalda, brazos y piernas. Si el trayecto discurre en tren o avión, se puede realizar un breve paseo por el pasillo si ello está permitido. El consumo de bebidas excitantes es contraproducente, pero no así el de agua, que contribuye a refrescar el cuerpo.

Además, existen pequeños trucos que el viajero conoce mejor que nadie. Si es propenso a los mareos, los asientos en primera fila del autobús le garantizarán más comodidad y si lo que desea es reclinar el asiento, y siempre que éste no sea numerado, lo mejor es situarse en el que está delante del cuarto de baño del autobús, puesto que no habrá nadie detrás. Tanto en el autobús como en el avión, los asientos de ventanilla permiten mayor confort, por lo general, que los del pasillo.

Capítulo aparte merecen los viajes en avión. Existen una serie de ejercicios recomendables que, no obstante, también son aplicables a otros trayectos. Las respiraciones profundas ayudan a relajar el cuerpo, así como abrir y cerrar los puños para destensar los dedos y realizar movimientos circulares con los tobillos de los pies.

¿Y si se viaja con niños?

Los viajes con niños, en especial si son pequeños, merecen también una serie de consideraciones aparte. Es crucial asegurarse de que el cinturón de seguridad o, en su caso, el sistema de retención, esté adecuadamente ajustado. Es bueno empezar el viaje lo más temprano posible para avanzar mientras los niños está durmiendo. Asimismo, los niños y los bebés no deben recibir el sol directamente en la cara y deben beber agua con regularidad, además de dar un pequeño paseo durante la inerrupción del viaje.