La vacuna contra el virus del papiloma humano ha causado presuntamente desde que se empezó a administrar en España en 2009 hasta principios de 2012 un total de 737 notificaciones de reacciones adversas. En Estados Unidos, las cifras, apabullan. Hasta enero de este año, se han contabilizado más de 33.000 notificaciones, 157 muertes (algunas a pocas horas de la inyección) y 4.557 reacciones graves, según los datos del National Vaccine Information Center, el Centro Nacional de Información sobre Vacunas de Estados Unidos. En Japón, la cantidad de efectos adversos puso en guardia a las autoridades sanitarias que decidieron realizar estudios. Como conclusión, el Ministerio de Salud del estado nipón acordó dejar de recomendar la inyección. La Asociación de Afectadas por la Vacuna del Papiloma (AAVP) solicita al Gobierno español que "aplique el principio de prevención" y siga los mismos pasos que su homólogo japonés.

"No sé cuánto tiempo necesitan para darse cuenta de que algo pasa con esa vacuna. En Francia, unos 700 médicos han pedido una comisión parlamentaria para estudiar la conveniencia de la misma. No somos un movimiento antivacunas. Pero o el Gobierno pone solución o la situación va a empeorar. Por eso, exigimos una reunión", explicaba ayer Alicia Capilla, presidenta de la organización AAVP.

Periodistas e investigadores como Miguel Jara (Traficantes de salud, Conspiraciones Tóxicas) llevan años alertando de los efectos de la vacuna en niñas. Una de las afectadas fue la hija de la propia Capilla, una de las dos jóvenes valencianas que entraron en coma inmediatamente después de recibir la dosis en un centro sanitario.

"Llevo cinco años luchando y no vamos a parar ahora. Mi hija estuvo cuatro meses hospitalizada, seis meses en silla de ruedas. Estábamos asustados. Estuvo un año mal, en el que volvió a tener otra recaída. Tuvo que ir a rehabilitación. Aunque pasamos un calvario nuestra hija se recuperó, pero conozco muchas niñas que no tuvieron esa suerte. Cuatro o cinco años después de la dosis siguen sufriendo secuelas. Es algo a tener en cuenta", avisa.

Capilla se queja de que las autoridades sanitarias españolas no hayan realizado un seguimiento de su hija "y tampoco de las que conozco. No se están haciendo bien las cosas. Los médicos están perdidos ante estos casos. No saben cómo tratar los síntomas adversos", lamentaba.

"Nos dieron muchos diagnósticos, aplicaron diferentes tratamientos y llegaron a decir que los efectos derivaban de problemas psicosomáticos. No se cree nadie que por eso haya una muerte; ni que por eso jóvenes en coma tengan convulsiones", apuntaba Alicia Capilla.

En los prospectos de las dos vacunas que se administran en España contra el virus del papiloma humano (Gardasil y Cervarix), señalan que "los efectos adversos observados durante la comercialización incluyen" reacciones alérgicas, dificultad para respirar o tragar, descenso repentino de la presión sanguínea y pérdida de conciencia. "Normalmente estas reacciones aparecerán antes de abandonar la consulta del médico", apunta el prospecto de Cervarix. A las anteriores, añaden hinchazón de glándulas del cuello, axilas o ingle, desfallecimiento, algunas veces acompañado de temblores o rigidez.

Alicia Capilla apuntaba "no entender la postura de los políticos que intenta desvincular la vacuna de los hechos que han ocurrido. Con los datos que hay, ya deberían haber tomado la decisión de una moratoria de la vacuna" o actuar como en Japón donde se puede obtener la vacuna aunque "sus médicos deben indicarles antes que dichos productos no están recomendados por el Gobierno", señaló la AAVP.