Dormir menos de seis horas diarias no solo influye en el estado físico y mental del individuo, sino también en su genética, y esta parece ser la razón que explica que quienes descansan mal tengan más riesgo de desarrollar enfermedades como diabetes, obesidad, baja función cerebral y jaquecas, según un estudio del Centro de Investigación del Sueño de la Universidad de Sures (Reino Unido) que publica la prestigiosa revista científica "Proceedings of the National Academy of Sciences".

En un trabajo con voluntarios, los científicos descubrieron que quienes dormían menos de seis horas, al cabo de una semana no solo mostraron estar más cansados, sino que tenían alteraciones en la expresión de 711 genes, relacionados con los ritmos circadianos (reloj biológico que regula funciones fisiológicas), el estrés oxidativo y el metabolismo. De ellos, 444 genes vieron suprimida su actividad y 267 genes fueron más activos que en los que dormían más tiempo. Esta alteración genética podría desencadenar o agravar enfermedades como la diabetes o la obesidad, mientras que la interrupción de algunos genes, como los que regulan la respuesta inflamatoria del cuerpo, podrían tener un impacto en las enfermedades del corazón. "Se registró un cambio bastante dramático en la actividad de muchos tipos de genes", explicó a la BBC Colin Smith, de la Universidad de Surrey.

Emilio Rodríguez Sáez, neurofisiólogo jefe de la Unidad del Sueño de Vigo, advierte de que el sueño tiene más importancia de la que se le da, por lo que aboga por educar a la sociedad en la necesidad de cuidar también este aspecto. "La relación entre la falta de sueño y enfermedades como la diabetes y la obesidad es algo que tenemos muy claro desde hace años. Otra cosa es que la gente lo tenga en cuenta", afirma el especialista, que añade que este servicio ya publicó una tesis que vinculaba el número de horas de sueño con las alteraciones cerebrales.

Asimismo, recuerda que el sueño es también vital para el sistema inmunológico. "El sueño REM, por ejemplo, es muy importante para el sistema inmunológico. El 50% o más del sueño del recién nacido, hasta los tres meses, es REM y si se le quitase moriría por las infecciones", expone.

Según el neurofisiólogo, una persona adulta debe de dormir una media diaria de ocho horas, aunque matiza que necesitar diez o seis tampoco es un síntoma de problemas de sueño. "No todas las personas necesitan las mismas horas", explica. La alarma se dispara cuando el individuo descansa menos de seis. "Cinco horas es el límite a partir del cual tenemos que pensar que se padece un trastorno del sueño", explica Rodríguez Sáez, para quien más importante que la cantidad es la calidad del sueño.

"El sueño se tiene que organizar de una manera y si se pierde el equilibrio entre los distintos ciclos del sueño es casi igual que si se durmiera menos tiempo", afirma el especialista, quien advierte además de que hábitos como trasnochar o alterar el horario del sueño pueden conllevar problemas en un futuro como el insomnio o la apnea, por lo que anima a los padres a ser rigurosos con la hora a la que los niños se van a la cama. "No es lo mismo dormir ocho horas desde las diez de la noche que desde las dos porque se retrasa los ciclos biológicos. Pero desgraciadamente, vivimos en una cultura que fomenta que durmamos mal", explica.

Para Manuel Botana, presidente de la Sociedad Gallega de Endocrinología, el estudio de la Universidad de Surrey es un paso importante para el conocimiento de enfermedades como la diabetes y la obesidad. "La relación entre falta de sueño y obesidad y diabetes es una línea de investigación que se viene desarrollando desde hace varios años, pero no totalmente aclarado por qué las personas que duermen poco tienen mayor riesgo de desarrollar estos problemas metabólicos, aunque se supone que es por las alteraciones de determinadas hormonas que tienen ritmos muy acentuados", explica .

En este sentido, añade que cuando hay una alteración de las horas del sueño por el motivo que sea, esta puede a su vez alterar los ritmos hormonales, lo que se traduciría en alteraciones en el organismo. "Cuando hay alteraciones, estas afectan a muchas esferas porque el cuerpo es un todo", añade.