Los niños de hoy en día se hacen mayores antes que los de hace unas generaciones, pero cabeza y cuerpo no siempre siguen el mismo ritmo. Varios estudios internacionales sitúan la edad de la pubertad en torno a los 10 años tanto en niñas como en niños -aunque ellas suelen ser más precoces-, lo que supone casi dos años antes que la media registrada hace sólo unas décadas.

Pediatras y psicólogos confirman este adelanto en la entrada de la pubertad, pero reconocen que los cambios orgánicos que experimentan los pequeños no siempre van acompañados de la madurez psicológica y la toma de responsabilidades propia de esta nueva etapa vital. "En ocasiones no hay correlación entre la maduración física y psicológica y los padres deben estar atentos porque esto puede suponer un problema", indica el presidente de la Sociedad de Pediatría de Galicia, Juan Sánchez Lastres, quien reconoce que desde los años 60 y 70 ha habido un aceleramiento progresivo "de la entrada en la pubertad".

Los últimos en confirmar lo que los pediatras observan cada día en sus consultas han sido los investigadores de la Academia Americana de Pediatría. Un estudio sobre niños de Estados Unidos revela que la edad media de entrada en la pubertad se sitúa en los 10,4 años en los varones de raza blanca y en los 9,14 en los afroamericanos. Otro informe similar, pero centrado únicamente en niñas europeas y publicado en "Pediatrics", indica que si en 1991 la edad media de inicio de la pubertad eran los 10,8 años, en 2006 ya había bajado a 9,8.

"Los primeros signos son la aparición del botón mamario en ellas y el crecimiento de los testículos en los niños", indica Sánchez Lastres. A estos cambios les seguirá la aparición de vello púbico y en las axilas, una etapa de gran crecimiento o la llegada de la menstruación, que no aparece hasta unos tres años después de haberse iniciado la pubertad.

A la hora de buscar las causas de esta aceleración de la maduración física, los científicos barajan diferentes posibilidades. "Influyen muchas cosas. La genética es la responsable en un 75 u 80%, pero también depende de cuestiones ambientales", sostiene Sánchez Lastres. La mayoría de los estudios achacan este adelanto al aumento de las tasas de obesidad. "Se cree que el peso puede ser una de las causas ya que en el tejido adiposo se producen unas hormonas que facilitan la maduración precoz", resalta Lastres, quien añade: "En este sentido, los niños que nacen con bajo peso y que tienen más posibilidades de ser obesos tienen mayor riesgo".

Pero por el momento se trata sólo de especulaciones, faltan estudios concluyentes. Lo mismo ocurre con los contaminantes ambientales. "También se especula sobre el papel de los disruptores endocrinos -contaminantes ambientales presentes en todas partes debido a la industrialización- y que sustituyen a las hormonas sexuales en el cuerpo", indica este pediatra, quien sostiene que también algunos estudios contemplan que el clima tiene algo que ver porque la edad de la primera regla en latitudes norteñas es más tardía.

Pero la pubertad no es sólo una edad de cambios físicos sino que también hay una evolución a nivel psicológico y social. "A nivel psíquico, es una etapa en la que se genera un razonamiento más complejo tanto a nivel temporal (comienzan a planificar más a largo plazo, a organizarse) y a nivel abstracto (no sólo se ciñen ya a hechos concretos)", indica Manuel Castro Bouzas, miembro del Colegio de Psicólogos de Galicia, quien añade: "En el ámbito social, los púberes empiezan a interesarse más por realizar actividades con personas de su misma edad pero de diferente sexo y la familia pierde peso frente a los amigos". Pero teoría y práctica no siempre van de la mano. "Gran parte de quienes inician la pubertad no han alcanzado todavía esta maduración psicológica y ya deberían tener un mayor grado de responsabilidad del que tienen", sostiene este psicólogo.