La calidez se plasmó también en el vestuario de las mujeres de la Familia Real, en un día en el que Doña Letizia volvió a confiar en su diseñador de cabecera, Felipe Varela, quien firma todos los diseños de los actos oficiales de la Reina desde el anuncio de la abdicación de Don Juan Carlos.

La Reina Letizia eligió el color de las grandes ocasiones de su vida: el blanco roto para el día de la proclamación de Felipe VI como Rey de España.

De corto, con un conjunto de abrigo y vestido en el mismo tono, con cuello a la caja, bordado en degradé en cristales de rubí, ámbar y rosa palo y microperlas en crema, sobre el que pendía la Gran Cruz de la Orden de Carlos III.

Unos diminutos pendientes en forma de estrella y una trenza de raíz que sujetaba su melena lisa son los únicos aderezos que complementaban una sobria indumentaria donde no hubo espacio para las joyas.

La Princesa de Asturias y la infanta Sofía lucieron el mismo diseño en distintos tonos: Leonor en rosa palo y su hermana en verde agua, confeccionados en tela brocada con manga francesa, rematados con un lazo zapatero en la cintura, de la que la falda nace con amplios pliegues y que complementaban con bailarinas en dorado y plateado.

La Reina Sofía lucía un vestido de corte sencillo, en lima, de líneas rectas, sin adornos, que aderezaba con un collar de perlas.

La infanta Elena optó por un traje de chaqueta en blanco roto, ribeteado con un plisado en tono rosa palo que acompañaba con un elegante moño.

Como ya se había anunciado, Don Felipe vistió de uniforme de gran etiqueta del Ejército de Tierra, de color azul marino, sobre el que lucía el fajín de capitán general que le había impuesto antes Don Juan Carlos en el Salón de Audiencias del Palacio de la Zarzuela.

Sobre él pendían la venera de la Orden del Toisón de Oro, la banda del Collar de Carlos III, la Gran Cruz de Carlos III y las del Mérito Militar, Naval y Aeronáutico.