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La nueva tasa turística que da una vuelta de tuerca al debate sobre este impuesto: las mascotas viajeras también pagan

La iniciativa se ha llevado a cabo en una ciudad de Italia, que a partir de 2026 impondrá un gravamen de 1,50 euros (a su dueño) por cada viajero de cuatro patas que visite la ciudad para cubrir los gastos de limpieza urbana

Un perro viajero dentro de su transportín para pasar el control de seguridad del aeropuerto.

Un perro viajero dentro de su transportín para pasar el control de seguridad del aeropuerto. / FDV

Marta Clavero

Marta Clavero

La ciudad italiana de Bolzano ha decidido imponer un nuevo impuesto que afectará a los visitantes que viajen con sus mascotas. A partir de 2026, los dueños de perros deberán pagar un impuesto diario de 1,50 euros por cada animal que visite la ciudad.

La iniciativa forma parte de un plan más amplio para controlar el impacto del turismo y cubrir los gastos de limpieza urbana, además de financiar nuevos parques exclusivos para perros y sus dueños. Los residentes locales también deberán pagar un impuesto anual de 100 euros por mascota.

Registro de ADN

El impuesto llega poco después de otra iniciativa polémica: la obligación de registrar el ADN de los perros, con el fin de identificar a los dueños que no recojan los excrementos de sus mascotas. Quienes incumplan con esta norma pueden enfrentar multas de hasta 600 euros.

Sin embargo, la medida ha generado rechazo entre las organizaciones defensoras de los animales. Carla Rocchi, presidenta de la ENPA (Entidad Nacional de Protección Animal), calificó la decisión como un error que «daña la imagen de la región». Rocchi añadió que esta política no solo penaliza a las familias y turistas responsables, sino que también envía un mensaje equivocado: convertir a los animales en contribuyentes.

La decisión de Bolzano se suma a una creciente tendencia en Italia de imponer tasas turísticas para mitigar el impacto del turismo masivo, aunque en este caso la medida ha despertado más indignación que apoyo, al poner en el centro del debate a los visitantes más peludos.

En España, solo humanos, de momento

En España no existe esa 'perritasa' (aún), pero algunas ciudades sí que han puesto en funcionamiento la ecotasa o tasa turística, con el objetivo de reducir el impacto medioambiental y generar conciencia del turismo responsable. Es el caso de comunidades autónomas como Catalunya, Islas Baleares y más recientemente Galicia. A Coruña fue la primera ciudad gallega en aplicar esta norma que está en vigor desde el pasado 29 de septiembre: la tasa oscila entre 1 y 2,5 euros por persona y día que se pernocte en la ciudad. Impuesto que, desde el 1 de octubre, ya se aplica en Santiago de Compostela y que pronto se hará en Vigo.

El concello herculino cobrará también este gravamen a los cruceristas, pero lo hará a partir de 2026. En este sentido, el Puerto de Vigo pretende que los cruceristas reciban el mismo trato que todos los viajeros que llegan a la ciudad olívica por carretera, tren o avión y no pernoctan en la ciudad, es decir, que estén exentos de abonar la futura tasa turística municipal que está tramitando el Concello. Con este objetivo, la Autoridad Portuaria ha solicitado a la Xunta que la Ley de acompañamiento a los presupuestos autonómicos de 2026 introduzca un ajuste con respecto a la de 2025, de forma que los cruceros que no hagan noche en Vigo no paguen ningún recargo.

La principal diferencia de Galicia con el resto de las comunidades es que en la comunidad gallega, la tasa turística no se impone de forma obligatoria, sino que deja a elección de los municipios establecer su propio recargo y elegir si lo aplica o no.

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