Bruja aparece tres años después de su mayor éxito, 'Dirty bailarina'. ¿Cómo ha vivido todo este tiempo?

He trabajado mucho para mí en casa y he dado muchos conciertos. Sobre todo he estado experimentando sola. Había momentos en que estaba muy emocionada y me preguntaba si debería grabarlo. Pero la gente me decía: "Tranquila, sigue jugando". Ahora lo agradezco, porque es preciso que un artista busque cosas y no quiera enseñar la obra sin terminar. Este proceso me ha llevado al disco que tengo hoy.

-'La rata', el tema más corto del disco, tiene una verborrea incontestable.

-La escribí hace muchos años en un hotel. Muchas veces entro en un estado en el que las palabras fluyen, y es lo mejor que me puede pasar.

-¿Una especie de duende?

-Llámalo como quieras. Cuando no me salían las palabras, me he sentido la persona más miserable, porque me gusta que la inspiración venga de golpe. En 'La rata' fue así. Está tal cual la escribí. Como un plano de cine que empieza y no se corta. La rata tiene lo que tiene la vida, violencia y amor, incomprensión, resignación y brutalidad.

-Pese a su imagen dura y sus textos directos, transmite serenidad.

-La gente no se creería lo zen que soy. Lo decía en el 99: "No tengo prisa, simplemente quiero descubrirme, hacer lo que me pida el cuerpo, desarrollar esta creatividad que Dios me ha dado y disfrutar de la vida".

-¿No le afecta la presión?

-Siento presión en muchos sentidos, pero trato de volver a mi burbuja. Todo bien, pero con calma. Acepto lo que tiene sentido. Lo que no lo tiene, trato de que ni me afecte.

-En el 2000 debutó con el disco 'Lujo ibérico'. ¿Qué es lo más importante que ha aprendido de la música?

-Que puede conectar a la gente, hacerla cambiar de opinión, y que me hace muy feliz. Es grandiosa, es el lenguaje de nuestras almas, lo mejor. Te puede cambiar la vida.

-¿Cuál es su meta profesional?

-Tengo varios destinos adonde quiero llegar. Es como un libro con distintos finales. Trato de divertirme. Y prefiero las metas a corto plazo.

-¿Se ha sentido discriminada en un mundo masculino como el hip-hop?

-En la industria discográfica no he sentido esa discriminación. Eso sí, sólo soy un producto más para ellos. No llego a tener género, no existe. Todos somos productos, con lo cual nos ahorramos eso.

-¿Hay algo que le atemorice?

-La ignorancia. Es lo que más miedo me da, incluso pánico. Cuando la gente no sabe, habla y hace locuras. Es horrible.

-¿Cómo le gustaría ser recordada?

-Según me haya comportado. Si he sido una cabrona contigo, recuérdame así. Y si he sido una princesita, también. Todas nuestras experiencias sirven para algo.

-¿Todo nos curte?

-Sí, claro. Si tienes ojos y orejas, sí. Si no, tardas más.