Cuando Mai Meneses (Madrid, 1978) leyó el libro de Ángel Martín en el que abría la caja de Pandora de sus problemas de salud mental se sintió reflejada como en un espejo. La que fuera la primera expulsada de OT 2 alcanzó el éxito con Kim Fanlo, su expareja sentimental, con el que creó el grupo Nena Daconte. Pero triunfar en la música no le sentó nada bien. Su falta de autoestima la llevó a recurrir al alcohol y las drogas y acabó derivando en brotes psicóticos, tal y como detalla en el libro Tenía tanto que darte, editado por Plaza & Janés. Una obra en la que explica que pasó por una etapa en la que hablaba con las plantas y que pensaba que podía controlar la lluvia. Le ha prohibido a sus padres leérselo “para que no sufran”. Y lo ha titulado como la canción que ha marcado su carrera, aunque no sea de la que se sienta más orgullosa. “La escribí en cinco minutos ayudada de alguna sustancia”, rememora.

–En el libro se define de muchas maneras: empanada, pánfila, despistada, melancólica, dramática, dice que nunca ha considerado que su lugar fuera el éxito... Es una autobiografía y parece escrita por su peor enemigo.

–Cuando empecé a escribirlo estaba muy insegura y quería plasmar esa evolución que hay en el libro, que luego termina un poco más luminoso. Era una manera de enfrentarme al propio concepto que tenía de mí misma, y era bastante duro.

–¿Por qué explicar ahora cómo tocó fondo? ¿Le ha servido de terapia? Porque hay quien podría pensar que es un ajuste de cuentas con su pasado y con Kim Fanlo, que no sale muy bien parado.

–Lo escribí a modo de terapia, para poner orden en mis ideas. Cuando ya lo tenía escrito lo guardé en un cajón. Estuvo ahí seis meses, hasta que leí el libro de Ángel Martín Por si las voces vuelven, que explica su experiencia con un brote psicótico, y sentí que no era la única persona a la que le había pasado.

–La importancia de romper los tabús y visibilizar a la salud mental.

–Pensé que mi libro podría ayudar a ser un referente más en salud mental. Para decir que cuando tienes un problema hay que pedir ayuda, y que es importante que se hable de ello para que se quite el tabú de ir al psiquiatra.

–¿El error que cometió en su peor época fue no pedir ayuda?

–No pedir ayuda y no dejar de fumar porros, que ya me sentaban muy mal. Tenía que haberlo dejado.

–Dice que con Kim conoció la marihuana y que le dio todo el poder sobre su autoestima. Lo describe como frío, calculador y ausente. ¿Espera respuesta de su expareja?

–No lo sé, aunque no me preocupa. Yo he contado mi verdad, pero hay cosas que tenía que explicar porque siempre he estado callada. No lo he hecho para hacerle daño, ni que se moleste. Hace como 13 años que no le veo, así que no sé cómo es ahora mismo.

–Habla de cómo ha pasado por terapias y psiquiatras, que ha sufrido un trastorno bipolar, ansiedad, depresión, ... ¿Cómo está ahora?

–Estoy bien, medicada para no tener psicosis, pero bien.

–¿Se puede superar o uno no está realmente curado nunca?

–A mí me han dicho que no, pero lo intentaré. Tengo esperanza. Cuando mi médico me lo permita, volveré a dejar la medicación a ver.

–Confiesa que se enganchó a las paranoias, que la sacaban de la monotonía porque su vida era como en un videojuego.

–Eso le pasa a mucha gente, me he dado cuenta después de escribir el libro. Es como si el mundo real resultara un poco anodino y el otro es como vivir en un sueño constante y donde además tú eres el centro del universo.

–Explica que trabajar en la música le sentaba fatal, que era su kryptonita. ¿Cómo lo vive ahora? Porque en marzo sacará disco.

–Lo que me pasaba con la música era que mi nivel de autoexigencia era muy alto, competía tanto conmigo misma e intentaba ser tan perfecta que me hacía mucho daño. Y ahora es todo lo contrario: ha bajado mi nivel de expectativas hacia lo que puedo llegar a alcanzar, conozco mis limitaciones y mis talentos, porque en aquella época me menospreciaba.

–Hablando de autoestima... Llega a escribir: “Nunca he tenido demasiado carácter y en mi vida acaba opinando hasta el apuntador”.

–Ahora ya no es así, pero si me descuido podría volver. Tengo ese defecto, me cuesta la confrontación, decir que no, poner los límites cuando hay que ponerlos.

–¿ ‘OT’ hizo que una persona con baja autoestima como usted viera cómo se agudizaba ese problema? Porque allí la comparaban con el resto de compañeros.

–Yo creo que sí, que hizo un poco de mella. En el primer momento no lo vi, me reía un poco de la experiencia que estábamos viviendo, decía que era la telonera de los chicos de OT. Pero viéndolo desde la distancia, sí que dejó una herida importante, porque sino el éxito no me hubiera sentado tan mal. Pensaba que no tenía talento.

–Su momento de mayor éxito lo vivió como un infierno.

–Tenía el síndrome de la impostora, pensaba que no me merecía todo lo que estaba consiguiendo.

–Se enganchó a los porros y al alcohol.

–Yo empecé por curiosidad. Cuando fumaba porros al principio, era como si se me encendieran luces en el cerebro, escuchaba la música en tres dimensiones. Todo se torció cuando empezó la presión, el estrés, el cansancio físico... Eso fue lo que comenzó a hacer que me empezara a rayar con las personas, a ser muy susceptible y me sentara mal todo. Al capítulo de Nena Daconte casi no le dediqué páginas porque no recordaba casi nada.

–¿Por qué ha prohibido a sus padres leerse el libro?

–Para que no sufran. Ya me echaron una mano. No quiero que indaguen ni remover cosas.