La localidad coruñesa de Ortigueira echo ayer el cierre a una completa programación cultural y musical de ocho intensos días en los que más de 100.000 visitantes disfrutaron de las diferentes propuestas de la música celta. Los conciertos de Tanxugueiras, Susana Seivane, Red Hot Chilly Pipers, Digresk, Wolfstone y Baiuca fueron los más multitudinarios en un festival que ha conseguido batir su récord de asistencia. Supermercados sin existencias y cajeros sin efectivo daban fe de las elevadas cifras que repercuten directamente en la economía de la villa, donde los organizadores calculan un retorno económico de más de 15 millones de euros.

Uno de los momentos más esperados se vivió en la mañana de ayer con el gran desfile de bandas de las naciones celtas, acompañadas durante todo el recorrido desde ambos lados de las calles por vecinos y visitantes. La masiva afluencia colapsó por momentos el movimiento en la localidad y alrededores.

Los talleres y cursos de fotografía documental de la calle, baile bretón, asturiano y gallego, limitados a 60 plazas cada uno, agotaron las plazas disponibles semanas antes de la celebración del festival, y ampliaron su capacidad hasta el doble, demostrando la implicación con el festival de niños y mayores.

La buena convivencia, el civismo y el respeto con el medio por parte de la juventud en la zona de descanso en Morouzos fueron otros de los aspectos a destacar que cada año mejoran, según la opinión recogida a los propios usuarios.

Los conciertos en la iglesia de fusión gallego-irlandesa, la feria de artesanía y las exposiciones de fotografías e instrumentos medievales, completaron ocho jornadas en el que la cultura celta y el espíritu del festival volvió tras dos años a Ortigueira con la esencia de la unión de las ocho naciones celtas que la dirección apuesta por recuperar.