Desde que saliese la portada de Lecturas el miércoles pasado y toda la prensa nacional e internacional se volcase en Iñaki Urdangarin tras salir a la luz su nueva relación 'de amistad' con Ainhoa Armentia, las reacciones en la familia Real han sido de lo más buscadas... pero lo cierto es que se han prodigado más bien poco.

Si bien Pablo Urdangarin ha sido el único que ha hablado dando detalles, lo cierto es que esperábamos lo mismo por parte de Urdangarin o de su todavía mujer, la Infanta Cristina, pero parece que no 'trabajan' el método formal y ni siquiera se plantean emitir un comunicado -que ya saldría tarde- para confirmar, desmentir o aclarar la situación sentimental por la que pasan.

Una de las más buscadas esta semana ha sido la Elena de Borbón, ya que está muy unida con su hermana y debe saber cómo se encuentra tras esta 'humillación pública' que ha sufrido por culpa de su todavía marido, Iñaki Urdangarin... pero lo cierto es que la mayor de las infantas ha guardado silencio y ha seguido con sus quehaceres diarios.

Resulta sorprendente que el único que haya decidido hablar delante de las cámaras sea Pablo Urdangarin, que sin duda le ha dado una lección a sus padres, confirmando lo evidente y asegurando que es un tema complicado que hablará la familia. Mientras tanto, su padre sigue en Vitoria, trabajando todos los días en le mismo despacho de abogados que su nueva amiga y su madre, de la que no se sabe nada, en Ginebra.

La Infanta Elena continúa guardando el silencio y no hace declaraciones a la prensa, así llegaba y horas más tarde salía de puesto de trabajo. Lo que refleja su actitud es tranquilidad y normalidad al respecto, pero evidentemente estas imágenes tienen unas consecuencias emocionales terribles para su hermana, que aunque supiese de esta relación extramatrimonial de su todavía marido se ha visto juzgada por la opinión pública.

Y es que parece que lo mejor que se puede hacer en estos casos es apretar los dientes, saludar a los medios y dejar que todo siga su curso natural. Eso sí, se les escapa un detalle, pertenecen a la Casa Real española, por lo que su trascendencia perjudica a todos ellos y trasciende a nivel internacional.