Nombre interminable.

Es Alessandro Vittorio Eugenio Lecquio di Assaba y Torlonia (1960), un nombre que ocupa varias filas del DNI, y que se resume en ‘conde Lecquio’. De origen hispano-italiano, nacido en Suiza y con un largo linaje por parte de madre, el apellido Borbón, es primo segundo del rey Felipe VI

Boda precoz.

Con 27 años se casó por primera vez (volvería a hacerlo en 2008, con la gallega María Palacios, su mujer actual, casi 20 años más joven que él). Fue con Antonia Dell’Atte, entonces modelo y ahora ‘celebrity’, cuando llevaban solo cuatro meses. Tres años después, en el 90, la relación ya estaba muerta.

Malos tratos.

Dell’Atte denunció a Lecquio por malos tratos. “He sido la primera en España, una italiana, en denunciar. En el 91 la justicia me dio la razón”, recordaba a las cámaras de Mediaset después de que Rociíto asegurase que Lecquio “si no es igual, es muy parecido” a su ‘ex’

Incontables agresiones.

“Cuando pegaba utilizaba un arma, el kárate […]. No llevo la cuenta de la cantidad de agresiones que se sucedieron a lo largo de los años. En aquella ocasión me rompió la rodilla al perder el equilibrio”. Por estas palabras de Dell’Atte, Lecquio puso una querella, pero la justicia la archivó, puesto que la modelo “decía la verdad”.

Machista ‘¿y qué?

“Eso son malos tratos”, le increpó la periodista Pilar Eyre cuando él mismo admitió que había “tirado bofetones a las mujeres y que no creía que hubiera nada de mal” en ello. Otras perlas: dijo que le gustaban las mujeres “que en la cocina son cocineras, en el salón son señoras, y en la cama, putas”.

El conquistador.

Según la prensa de los 90, el principal motivo de la ruptura con Dell’Atte fue la relación extramatrimonial con Ana Obregón. Después de ese lío, saltó a la prensa del corazón española llenando portadas. Rompió con Obregón en el 94, de nuevo, por infidelidades

Una pérdida irreparable.

Con Obregón nunca llegó a casarse, pero tuvo un hijo, Álex Lecquio, fallecido en 2020. “Siempre serás mi luz y mi centro. Es un honor ser tu padre” recordó en sus redes sociales.

‘Can’t see the haters’.

Las denuncias de Dell’Atte no han cesado desde 1991. Sin embargo, parece que, gracias al testimonio de Carrasco, la farándula está más dispuesta a escuchar. ¿La respuesta de Lecquio? Optar por el ‘can’t see the haters’, el manido recurso de los ‘influencers’ que consiste en bloquear comentarios y evitar mensajes de ‘haters’. No hay que dar explicaciones si nadie puede pedírtelas.