Juan Tallón (“Rewind”) ha asegurado que “Montoya escribe con un tono trepidante y directo”. Domingo Villar también ha alabado cómo lleva al individuo “al límite” en su anterior novela “De otro lugar”. El escritor vigués Óscar Montoya vuelve, pero no con nuevas andanzas del inspector Tojeira sino con “Lo que te persigue” (ADN, Anaya), una novela de historias entrecruzadas que pide ser acabada de un tirón.

Portada del libro.

Son ese pulso de la narrativa en capas, el lenguaje directo y una literatura sin densidades, los que mueven esta historia sobre un escritor llamado Israel Jiménez cuyo relato nos lleva por Vigo, Levante y el norte de Portugal.

“Esta historia –explica el autor– surge de un hecho real. Cuando me encontraba promocionando mi primera novela me enteré del cáncer de páncreas de mi madre. Toda la ilusión de un autor novel fue contrastada por las emociones de este suceso tan dramático. Creé una historia con ese planteamiento inicial entregándosela a un personaje al que le pasa lo mismo. A él, lo que le ocurre es que ya había empezado otra novela y esa no se le va de la cabeza”.

Durante la espera en casa y el hospital ante el diagnóstico y avance de la enfermedad, el protagonista comienza a “replantearse cosas de la vida. Analiza su pasado y el de su madre. Mientras, la historia de Teresa Salgueiro, la metaficción que hay dentro de la novela, no deja de crecer dentro de su cabeza como el tumor dentro de su madre”, detalla Montoya.

La culpa, el pasado, la injusticia y la violencia contra la mujer son las patas de un relato en el que el hijo va descubriendo un “mea culpa” en relación con su progenitora.

A lo largo de las páginas, el presente se une con el pasado del final de la Dictadura franquista en el que las clases sociales estaban más acentuadas y el valor de la mujer y las madres solteras por el suelo.

En cuanto al presente, el personaje de Teresa Salgueiro  (protagonista de la novela de Israel) nos lleva a Portugal, a la crisis anterior y al intento desesperado de una pareja por salvar la quilla de su barco vital y económico.

“Atraviesan un mal momento y tienen armas como para atracar un banco. Sienten rabia y todo les sale mal”, apunta Óscar Montoya quien da un consejo: “No hay que ir por esa vía”. Aún así, empatizaremos con Teresa, sufriremos su miedo, sus dudas y determinación a seguir con vida por encima de todo, aunque tenga que quemar un país entero y lo que ella ha sido. “Este libro es una metáfora de aniquilación, de dejar el pasado atrás”, concluye Montoya.