A Marta Sango (Torre del Mar, Málaga, 2000) no parece afectarle la fatiga pandémica. La extriunfita acaba de sacar “¿Qué más quieres de mí?” y prepara un nuevo álbum mientras espera el estreno de su aventura cinematográfica. Nada más y nada menos que un documental sobre el famoso “Thriller” de Michael Jackson en el que participa con un vídeo en el que emula a su gran ídolo. Un escalón por debajo de la exuberante estrella del pop se encuentra Alaska, con la que le encantaría formar dueto, y Rocío Dúrcal, la cantante que despertó en ella el instinto musical cuando escuchaba de niña sus aclamadísimas rancheras. La joven artista confiesa que se sintió ninguneada en “Operación triunfo”, pero lo achaca a que es, ante todo, un programa de telerrealidad.

–Usted fue la última concursante de “OT 2018” en publicar un disco y luego ha tardado 14 meses en sacar el segundo. Parece que le cuesta…

–En el caso del primero, “Por ti”, yo tenía 18 años y tenía que tomarme el tiempo necesario para descubrir cómo quería sonar. No quería hacer una tarjeta de presentación con la que no me identificase. Tenía que encontrarme a mi misma y ese proceso fue lento, al menos en mi caso. Quería algo de calidad. Y en cuanto al segundo, estaba programado para salir en mayo porque es una canción con un videoclip muy complejo. Pero en marzo llegó la pandemia y hasta septiembre no pude ponerme a trabajar.

–¿Por qué es usted tan “ochentera”?

–Es la música que más me gusta y con la que más me identifico. Aunque no la he vivido, en esa etapa creo que hubo una revolución en la estética, los gustos y la expresión de cada individuo. Se rompieron muchas barreras en el sonido con la aparición de los sintetizadores, que permitieron que las canciones tuvieran un tono de plástico. Intentábamos escapar de las tendencias anteriores y se produjo un explosión de colores y de ganas de reinventarse. Se trataba de encontrar la libertad de expresión de cada uno: la gente se ponía lo primero que encontraba y lo más excéntrico posible. Eso se trasladó a la música, la estética, la moda… Me parece una etapa increíble y superinteresante.

–¿Cuál es su ídolo musical de aquella década?

–El rey del pop: Michael Jackson. Es mi principal referente. En 1982, cuando salió “Thriller”, el disco más vendido de la historia, revolucionó todo. Demostró que uno puede cometer locuras y que tengan un sentido porque lo haces con una clase y una elegancia insuperables.

–¿No le importa que tuviera problemas con la justicia por aquellas acusaciones de pederastia?

–Depende de lo que quieras creer de todo lo que cuentan. Se pueden inventar muchas cosas con tal de obtener beneficio. Yo he estado en contacto directo con su mejor amigo y con gente muy cercana a él. Le puse música al documental de Michael Jackson que va a salir en primavera y que se llama “Sonic fantasy”. Tuve la suerte de cantar con su mejor amigo (Brad Buxer), su teclista y compositor.

–¿Con quién le gustaría hacer un dueto?

–Con Alaska. Sería maravilloso. Ella continúa haciendo música electrónica y sigue fresca. Fangoria es una de mis referencias españolas.

–En su tarjeta de presentación dice que usted pertenece a esa raza de mujeres empoderadas como Lola Indigo…

–Lola es un ejemplo de trabajo y superación. Salió de “OT” como primera expulsada y nadie esperaba nada de ella. Gracias a su esfuerzo está consiguiendo salir adelante, lo que es admirable. Eso se puede extrapolar a Marta Sango porque he salido del mismo formato y se me ha planteado el mismo reto de romper las etiquetas de “triunfito”. En ese sentido sí que me siento empoderada como ella.

–¿Reniega de “OT” o simplemente se desmarca de la dinámica en la que se meten los que han pasado por ese concurso?

–Estoy orgullosa de haber pasado por “Operación Triunfo” porque me ha dado mucho. Pero cuando sales de allí tienes una presión tremenda y te ves forzado a sacar un tema para aprovechar enseguida la oportunidad.

–¿Se le ha pasado ya la amargura que le produjo no ser salvada en cuatro ocasiones ni por sus compañeros ni por sus profesores?

–A día de hoy, ni me va ni me viene. En su momento sentí que no se me estaba prestando atención. Por mucho que me esforzara, no era favorita y no se valoraba mi trabajo. Al final llegué a la gala 11, pero por mis propios méritos. Nadie de la academia me salvó nunca. No olvidemos que es un programa de televisión, y seguro que hubo gente que tomó decisiones en mi contra aun cuando en el fondo yo les encantaba y era su favorita. Pero todo eso está calculado porque no deja de ser un “reality” televisivo.