Al contrario que sus nueras, Meghan Markle y Kate Middleton, habitualmente elogiadas, admiradas e imitadas por sus estilismos, pocos son los que señalarían al príncipe Carlos de Inglaterra como a un fashion victim. Más bien al contrario, el eterno heredero al trono británico de 71 años es conocido por su sobriedad en sus trajes y camisas y por remendar y reutilizar su ropa y zapatos, generalmente de confección local. Pero para el editor en jefe de la edición inglesa de la revista Vogue, Edward Enninful, Carlos puede ser considerado como un icono de la moda británica. “Siempre he admirado su forma de vestir”, confiesa Enninful, al príncipe en una entrevista para el número de noviembre de la publicación.

El elogio a su atemporal sentido del vestir parece coger por sorpresa al heredero, que suele preferir los trajes cruzados acompañados de corbata y pañuelo a juego, muy en el concepto de moda para gentleman. Durante la charla, Enninful, amigo de la duquesa de Sussex, le pregunta sobre su estilo a lo que Carlos responde: “Pensé que era como un reloj parado, tengo razón dos veces cada 24 horas. Pero me alegra que pienses que tengo estilo. Me preocupan los detalles y las combinaciones de colores”.

Lo cierto que los miembros masculinos de la familia real británica siempre han pasado a un discretísimo segundo plano en cuestiones de moda se refiere, dejando todo el protagonismo a las mujeres, con abrigos, sombreros y bolsos a juego de la reina Isabel II como marca de la casa, hasta la llegada de las nuevas generaciones. Kate, esposa del hijo mayor de Charles, el príncipe William, protagonizó la portada de Vogue, mientras que Meghan, esposa de Harry, ha sido editora invitada de la revista.

Preocupado por cuestiones medioambientales, habla en la entrevista sobre su compromiso con la moda sostenible, algo que afirma que siempre se había tomado en serio. “Soy una de esas personas que odia tirar las cosas. Soy una de esas personas a las que les reparan zapatos, o cualquier prenda de vestir, si puedo, en lugar de simplemente tirarlos”.

El príncipe es conocido por volver a usar sus abrigos y trajes favoritos varias décadas y anima a consumidores a elegir en conciencia. “El consumidor tiene un inmenso poder para decidir dónde comprar”. Y a la empresas, a tener compromiso ecológico: “Hay enormes oportunidades para que los diseñadores y fabricantes inviertan en moda sostenible y se centren en la reparación, el mantenimiento y la reutilización para contrarrestar esta extraordinaria tendencia de la ropa desechable, o desechar todo, francamente”, termina.