Chus Lago abandonó hace un año su ciudad natal, poniendo así punto final a una carrera política que inició fichada por el alcalde Abel Caballero, para mudarse a Houston, que ahora es su hogar pese a la inevitable 'morriña' que acompaña a todos los gallegos. "La intención era viajar a Vigo a menudo, pero el coronavirus tiene el mundo paralizado y no hemos podido viajar desde las Navidades pasadas", se lamenta. Sin fecha de regreso fijada todavía, aprovecha para escribir: "Puedo hacerlo desde cualquier sitio". La comida gallega, "sueño con una empanada o una empanadilla", son alguna de las cosas que añora, pero su etapa americana es muy enriquecedora. "Me imaginaba como las películas de John Wayne, del desierto, y la verdad es que esta parte es muy distinta, con bosques y río. Me parece maravillosa. Y te enriquece mucho también ver cómo viven y piensan otras personas". Le cuesta llevar el calor del verano en Houston y su memoria le evoca esas noches frescas junto a la playa en Vigo. También echa en falta sus paseos por los Ancares. "Un paraíso. Galicia es especial".

En su cuenta atrás hacia la maternidad afirma no tener ningún reto deportivo pensado que le quedara pendiente antes de convertirse en madre, aunque "me das dos minutos y te saco un reto", bromea. "Pero sí que me gustaría irme a la isla de Baffin y pasarme una noche polar allí y ver cómo viven sus gentes, qué hacen, cómo piensan, qué les pasa, pero como una curiosidad más de escritora".

La que fue mi profesora de chelo en Vigo me dijo una frase que me encantó. "Después es todo morirse de amor". Creo que voy hacia algo muy bonito".