La supermodelo israelí Bar Rafaeli llegó este martes a un acuerdo con la Fiscalía para zanjar los cargos de evasión fiscal que se le imputan y evitar entrar a prisión, aceptando a cambio nueve meses de trabajo comunitario.

Su madre, Tzipi Rafaeli, también acusada, será por su parte condenada a 16 meses de prisión, informó la Justicia israelí.

"La Oficina del Fiscal General del Estado presentó recientemente una acusación ante el Tribunal de Primera Instancia de Tel Aviv como parte de un acuerdo de culpabilidad contra Tzipi y Bar Rafaeli", informó la portavocía del Ministerio de Justicia en un comunicado.

Según el pacto, la estrella de la moda y su madre admiten su culpabilidad en delitos fiscales -al falsificar la residencia fiscal de la modelo- y asumirán multas por valor de 2,5 millones de shékeles (unos 6,4 millones de euros) en concepto de impuestos no abonados.

Además, Rafaeli será sentenciada a nueve meses de cárcel que serán conmutados por trabajos comunitarios, mientras que su madre será condenada a un año y cuatro meses de prisión.

La materialización del acuerdo queda pendiente de la celebración de una audiencia en la que se presentarán las condiciones ante el juez, se formalizarán las condenas y se zanjará el pacto, concretó una portavoz ministerial.

La Fiscalía informó hace más de un año a Rafaeli y sus padres de que podían ser procesados por varios delitos fiscales de lavado de dinero, evasión de impuestos y falso testimonio, con sospechas de haber ocultado al fisco 30 millones de shékeles (unos ocho millones de euros) y no tributar por ellos.

El pasado enero, según reveló la prensa local, la familia ofreció declararse culpable: Tzipi ofreció ser ella quien fuera a la cárcel a cambio de que su hija solo fuera condenada a trabajos comunitarios para poder cuidar de sus niños, ya que acababa de dar a luz a su tercer hijo.

Los padres de la que fue presentadora del festival de Eurovisión 2019 eran investigados por presunto lavado de dinero y encubrimiento por alegar que eran beneficiarios de unas cuentas cuyos ingresos en realidad habrían sido de su hija.

También eran sospechosos de haber dado información falsa a las autoridades fiscales y esconder detalles sobre los vínculos que la supermodelo mantenía en Israel cuando trabajaba en el extranjero.

Ella siempre alegó que el dinero lo ganó en Estados Unidos, donde residía, y que no estaba obligada a declararlo en su país, una postura que la Justicia cuestiona.

Asimismo, la madre de Rafaeli era sospechosa de no informar sobre el cobro de unos 770.000 euros por comisiones como agente de su hija.