El cardenal Carlos Osoro Sierra presentará en los próximos días al Papa Francisco su renuncia como titular de la Archidiócesis de Madrid. Lo hará a través de la Nunciatura, por una cuestión meramente administrativa: cumplirá la edad de jubilación, 75 años, el próximo día 16, y el canon 401.1 del Código de Derecho Canónigo ruega que en ese momento se ponga el cargo a disposición del máximo mandatario de la Iglesia Católica.

Pero una cosa es que el cardenal, natural de Castañeda (Cantabria) y que también fue obispo de Ourense (de 1997 a 2002), arzobispo de Oviedo entre 2002 y 2009 y arzobispo de Valencia (entre 2009 y 2014), renuncie y otra bien distinta que el Papa acepte su renuncia. De hecho, lo más habitual en estos casos es que la dimisión tarde unos meses, e incluso años en ser aceptada, pues antes es necesario buscar un sustituto. Más aún en este caso, en el que debe encontrarse al sucesor idóneo para un cargo tan importante en la Iglesia española como el de arzobispo de Madrid. Un cargo en cuya elección, según indicaron fuentes eclesiales, tendrá gran importancia la opinión que manifieste el nuncio apostólico de Su Santidad en España, el filipino Bernardito Cleopas Auza, cuyo nombramiento ocurrió el pasado 1 de octubre.

"Lo más probable es que [Osoro] permanezca al frente del Arzobispado de Madrid aún unos años más", indicaron fuentes de la Iglesia, que matizaron que también se han dado casos en los que las renuncias, por unas u otras razones (a menudo por enfermedad), han sido aceptadas "ipso facto" por el Papa. Una de las últimas renuncias registradas en la Iglesia española fue la del anterior arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez Plazo, el año pasado. En este caso la renuncia "solo" tardó once meses en ser rubricada por el Papa: el prelado la presentó el 27 de enero y fue aceptada el pasado 27 de diciembre. Francisco Cerro Chaves, obispo de Coria-Cáceres, fue designado entonces nuevo titular de la Sede Primada.

Osoro es vicepresidente de la CEA desde el pasado 3 de marzo y está considerado en círculos eclesiales como uno de los principales apoyos del presidente, Juan José Omella, arzobispo de Barcelona. Osoro ya había ocupado la vicepresidencia entre 2014 y 2017. No fue reelegido hace tres años, lo que se consideró entonces "una derrota" en algunos sectores de la Iglesia, pero permaneció como "número dos" del comité ejecutivo, porque el titular de la Archidiócesis de la capital de España es miembro nato de ese órgano.

Osoro, que aún será elector si hay que designar a un nuevo Papa hasta los 80 años, también es vicepresidente de la comisión permanente de la CEA, integrada por los miembros del comité ejecutivo, los presidentes de las comisiones, el arzobispo castrense y los arzobispos metropolitanos que no sean presidentes de comisión episcopal.

El arzobispo de Madrid cursó, entre otros, estudios los de Magisterio, Pedagogía y Matemáticas, y ejerció la docencia hasta su ingreso en el seminario para vocaciones tardías en el colegio mayor El Salvador de Salamanca para realizar, en la Universidad Pontificia de esa ciudad, los estudios de Filosofía y Teología. Fue ordenado sacerdote el 29 de julio de 1973 en Santander, diócesis en la que desarrolló su ministerio sacerdotal. Fue designado cardenal por el Papa Francisco el 19 de noviembre de 2016. El 23 de diciembre de 2017, el Santo Padre lo nombró miembro de la Congregación para la Educación Católica.