A los tradicionales invitados a la alfombra roja de los premios César del cine francés se sumaron ayer, a distancia, más de un centenar de personas que, invitadas por asociaciones feministas, se manifestaron en París en protesta por las doce nominaciones logradas por Roman Polanski con "J'accuse".

Que el director franco-polaco cancelara su presencia en la gala y que todo el equipo de la película anunciara hoy mismo que tampoco acudirá no evitó una protesta convocada hace semanas como rechazo al reconocimiento otorgado al cineasta, sobre quien pesa desde noviembre una nueva acusación de violación. "Estamos aquí, aunque Polanski no esté", coreaban las manifestantes, en su mayoría mujeres, y acompañadas de carteles en los que se podía leer "Polanski violador, cine culpable", o "Polanski, pedocriminal impune".

Asociaciones como "Osez le Féminisme!" o "Collectif Féministe Contre le Viol" habían recordado en los últimos días que las doce nominaciones de "J'accuse" ("El oficial y el espía") coinciden con el número de mujeres que acusan al realizador, de 86 años. Las fuerzas del orden recurrieron a los gases lacrimógenos para contener su avance.

El propio Polanksi había anunciado este jueves que no asistiría, consciente de que su presencia no iba a ser bien recibida. "Ya sabemos cómo iba a desarrollarse la noche: activistas me amenazan con un linchamiento público. (...) Promete parecerse más a un simposio que a una fiesta del cine francés para recompensar a sus mayores talentos", indicó en un comunicado.

Su equipo se sumó ayer. Alain Goldman, productor de esa cinta sobre el caso Dreyfus, señaló que no querían aceptar que "el voto democrático de los 4.313 miembros de la Academia sea cuestionado por un tribunal de opinión, porque esos jueces autoproclamados no aprueban el resultado".