Veredicto: Harvey Weinstein es un agresor sexual. Tras cerca de 20 horas de deliberaciones, dos después de arrancar las del quinto día, los siete hombres y cinco mujeres que han compuesto el jurado en el primer proceso penal contra el otrora poderoso productor de Hollywood han entregado un veredicto de culpabilidad en dos de los cinco cargos que enfrentaba en Nueva York, acto sexual criminal en primer grado y violación en tercer grado, dos condenas que unidas pueden conllevar una sentencia de hasta 29 años de cárcel. Y aunque Weinstein, de 67 años, ha salido absuelto en otros tres cargos, violación en primer grado y los dos más graves de agresión sexual depredadora que podían haberle supuesto pasar la vida encarcelado, ha sido enviado a prisión por el juez James Burke para esperar allí, entre rejas, el dictado de la sentencia, que llegará el 11 de marzo.

De nada ha servido el esfuerzo de la principal abogada de la defensa, Donna Rotunno, de intentar que se permitiera al productor esperar esa sentencia como hasta ahora, en libertad bajo fianza, o en arresto domiciliario, alegando sus problemas de salud. Weinstein ya no es un hombre libre. Y en su salida de la sala esposado con las manos por delante de su cuerpo, escoltado por varios agentes y sin poder apoyarse en el andador con el que ha estado entrando cada día en la sala en la planta 15 del edificio de tribunales del 100 de Centre Street, estaba la imagen del hundimiento de un hombre que fue un auténtico titán en Hollywood, cuyas agresiones y conductas inapropiadas empezaron a salir a la luz hace 28 meses, cuando la prensa destapó la caja de los truenos de lo que había sido un secreto a voces a Hollywood, abriendo las compuertas a un torrente de denuncias a las que se han sumado más de 100 mujeres.

Sobre las acusaciones de tres y los testimonios de otras tres se ha construido este primer caso penal en su contra, al que desde el 6 de enero se sumó otro en Los Ángeles que seguirá su curso.Y la primera resolución tiene implicaciones que van más allá del propio Weinstein. El juicio era también el primero de la era #MeToo, un movimiento que precisamente eclosionó con las revelaciones sobre el productor.

El jurado ha demostrado creer a Mimi Haley, una asistente de producción que contó cómo en 2006 Weinstein le sometió a un cunnilingus contra su voluntad. Con el de violación en tercer grado también han creído parte del testimonio de Jessica Mann, una aspirante a actriz que denunció una violación en 2013 dentro de la relación sexual consentida que mantuvo con el productor.