"El poder necesita a los bárbaros". El director colombiano Ciro Guerra ha recurrido a esta cita del poeta Kavafis para resumir la esencia de "Waiting for the barbarians", el filme que ayer cerró la competición por el León de Oro en Venecia y que protagonizan Johnny Depp y Mark Rylance.

La cinta supone el regreso de la estrella hollywoodiense al cine de autor después de las sagas "Piratas del Caribe" y "Animales Fantásticos". Depp parece haberle cogido gusto al papel del villano y tras dar vida al temible Grindelwald del universo de Harry Potter se pone ahora en la piel de un coronel siniestro y sin escrúpulos.

"Lo más interesante de hacer de malo, lo que llamamos malos, es que no son tipos que se levantan por la mañana jurando que van a causar el mayor año posible", ha asegurado Depp.

"Al interpretar al coronel Joll no pienso en un psicópata sin empatía sino que busco al niño roto que hay detrás. Para mí es un hombre que se ha construido unos muros protectores muy fuertes con el fin de ocultar sus sentimientos", ha precisado el intérprete, que ha exhibido durante toda la rueda de prensa un irónico sentido del humor y cierta dificultad para articular sus respuestas.

"Waiting for the barbarians" adapta la novela homónima del Nobel de Literatura J.M. Coetzee, que se inspiró en la Suráfrica del apartheid para escribir una historia, sin localización espacial ni temporal precisa, acerca de un gobierno imperialista que inventa un enemigo para justificar la violencia.

La historia se resume en la confrontación entre el administrador de una pequeña ciudad colonial fronteriza que se esfuerza por vivir en paz con los locales -papel que interpreta Mark Rylance- y el coronel Joll (Depp), que llega con el encargo de recabar información sobre actividades hostiles de los "bárbaros", dispuesto a emplear los métodos necesarios para obtener los testimonios que busca.

Ciro Guerra, nominado al Oscar por "El abrazo de la serpiente" (2015), debuta en el cine estadounidense con esta película, cuyo guion ha sido adaptado por el propio Coetzee.

Ayer en Venecia el director contó que cuando leyó la novela por primera vez encontró en ella "una poderosa alegoría acerca de la manera en que el mundo se construye alrededor del poder, lo que el poder necesita hacer para controlar la gente, lo fácil que es caer en su sistema y lo difícil que es separase". "Nos metimos en la película con la idea de que sucedía en una tierra y un tiempo lejanos pero durante el proceso cada vez parecía algo menos lejano y más ligado al presente", afirmó.

El título, tanto de la novela como del filme, se inspira en un poema de Kavafis que el director ha citado para explicar su argumento.