Peter Lindbergh, el fotógrafo que revolucionó el mundo de la moda, el maestro de la imagen que supo hacer de las modelos de los 90 mujeres eternas con instantáneas inolvidables, que conseguía trasladar el alma de quien retrataba a través de su objetivo, falleció ayer a los 74 años. Lindbergh fue también el encargado de retratar a Marta Ortega y Carlos Torretta en su boda en A Coruña el pasado mes de noviembre. La hija del fundador de Inditex lamentaba ayer la muerte del fotógrafo en las redes sociales. "Le echaremos verdaderamente de menos", señalaba en una imagen que colgó el diseñador Alberto Elbaz en la que aparecen los tres. "Me encanta esta imagen nuestra", añadía Ortega.

Lindbergh, nacido en Leszno (Polonia, 1944) y nacionalizado alemán, fue pionero en la fotografía de moda, en la que no solo quería mostrar vestidos bonitos, su empeño se concentraba en retratar a las modelos con personalidad propia. "Las modelos era tan perfectas en color, que parecían anuncios de maquillaje, pero en blanco y negro era más fácil ver quiénes eran", explicaba el fotógrafo en el libro que reunía su trayectoria Peter Lindbergh, a

Different Vision on Fashion Photography.

Una imagen de varias modelos entre las que se encontraban Christy Turlington, Linda Evangelista, Rachel Williams y Tatjana Patitz posando divertidas en la playa con una sencilla camisa blanca, que cambió su vida, no por casualidad. Una imagen en blanco y negro que resquebrajaba los tradicionales arquetipos de la fotografía de moda y demostraba que las modelos podían lucir hasta la prenda más sencilla con espontaneidad y sin parecer una figura de cera. Una imagen que nunca se llegó a publicar por romper con los cánones habituales y que, sin embargo, años después Sotheby's sacó a subasta por 75.000 euros.

Cindy Crawford, Naomi Campbell, Claudia Schiffer o Kate Moss crecieron profesionalmente bajo su objetivo. Después llegarían actrices que cayeron rendidas a la belleza de sus imágenes como Cate Blanchett, Angelina Jolie, Penélope Cruz o Uma Thurman. En el mes de julio, Rosalía protagonizó la portada de Vogue España retratada a través de su objetivo, libre de aderezos que el fotógrafo consideraba prescincibles como su característica decoración de uñas, una sesión ante la que la cantante confesó su nerviosismo por el respeto que sentía hacia Lindbergh.

Lindbergh realizó en tres ocasiones el célebre calendario Pirelli y se declaraba enemigo incondicional de Photoshop, el programa de retoque fotográfico para mejorar una imagen.