| La bioquímica Margarita Salas, defensora de que en la ciencia no debería existir la jubilación, reconoce que de joven era discriminada por ser mujer y ahora, con 80 años, siente lo mismo por el hecho de ser mayor.

Asturiana nacida en 1938, volvía esta semana a la Universidad Internacional Menéndez Pelayo para dirigir de nuevo la escuela que recuerda a su marido, el también investigador Eladio Viñuela, y que cumple su 20 edición en los cursos de verano de Santander. En ese curso de verano se mostraba rotunda: no tiene en mente dejar de trabajar a corto plazo.

"En ciencia no debería haber jubilación porque, si uno quiere seguir trabajando y tiene la capacidad física y psíquica, ¿por qué se va a jubilar?", se pregunta la descubridora de una técnica capaz de multiplicar de forma sencilla el ADN a partir de escasos restos orgánicos que revolucionó la genética.

"Mi único reto es seguir trabajando y que no me pongan cortapisas", insiste. La bioquímica también se pronunció sobre la situación de los jóvenes en la ciencia, lamentando su desilusión.