La empresaria Alicia Koplowitz, poseedora de una de las colecciones de arte más importantes de España, ha asegurado que escoge sus obras dejándose llevar por la emoción que le generan: "Todas ellas forman parte de mi mundo y de quien soy hoy".

"He coleccionado siempre lo que me ha producido una emoción", defendió ayer la empresaria durante su discurso de ingreso en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en Madrid.

Koplowitz (Madrid, 1952) desgranó su trayectoria como coleccionista, ha reflexionado sobre la mujer en el mundo de Goya y el papel de mecenas históricas como la Duquesa de Osuna, que pasaron "de puntillas por la historia".

"El arte ha sido fiel compañero de alegrías y fatigas, ha tenido un papel sanador, nadie elige el lugar en el que nace, pero la libertad nos brinda la oportunidad de elegir el camino", señaló la académica.

Koplowitz decidió dedicar su vida al arte tras ver el cuadro de las Meninas de Velázquez en su primera visita al Museo del Prado con siete años.

"Me quedé fascinada -explicó-, ese cúmulo de sensaciones se grabó en mí (...). Hoy [por ayer], después de tantos años, siento exactamente lo mismo frente a esa obra."

En aquella visita, se quedó con ganas de tocar las esculturas de la pinacoteca madrileña, quería saber qué temperatura tenía y cómo eran sus materiales, por eso, confesó, toca habitualmente las esculturas de su colección.

Una de las que ve a diario es la "Venus de la Alameda", una escultura de mármol encargada por la condesa duquesa de Benavente Osuna. Esta mujer, ha recordado, fue una mecenas y pionera en muchos ámbitos, y la escultura le recuerda cada día "la fortaleza de tantas mujeres que pasaron de puntillas, si acaso pusieron un pie, en las paginas de la historia".

Koplowitz, quien aseguró ayer que de pequeña "quería pintar como Picasso" pero no tenía la habilidad, incluso preparó el ingreso para la Escuela de Bellas Artes.

Fue en la misma época que hizo la primera adquisición de su colección, dos perritos de porcelana que todavía forman parte de ella.

"Los coleccionistas establecemos con las obras un cruce de caminos, conozco con precisión cada una de las que han llegado a mi vida (...) Cada obra alberga dos historias, la suya y la mía", relató.

A Koplowitz le suelen decir que su colección "tiene sello de mujer", debido a los numerosos retratos de mujeres que integra como "Mujer con sombrero grande" de Kees van Dongen, o "Mujeres a la orilla del río" de Paul Gaugin.

Más que a esas mujeres, la empresaria quiso resaltar las obras de Goya, al que considera "uno de los grandes abogados de la mujer" con sus estampas sobre la maternidad, las que denuncian la falta de oportunidades para las mujeres, la doble moral de la iglesia o los matrimonios de conveniencia.

Recordó uno de sus cuadros, "Maja y celestina al balcón" y otros de la última época del autor, en los que el maestro representa "la constante tensión en la que vive la mujer", en su juventud vista como un ser "caprichoso" y de mayor sin encontrar su sitio en la sociedad.