Orgullosos herederos del espíritu barrial de Los Chichos, los amores de feria y la electrónica "choni", Camela ha debutado este viernes en el palacio musical más emblemático de su ciudad ante más de 8.000 personas que han celebrado sus 25 años de singularidad y éxito comercial frente a todo prejuicio.

Ángeles Muñoz y Dioni Martín, cuñados e impulsores de este proyecto ya generacional, se han puesto así una corona largo tiempo demandada por los miles de seguidores que agotaron todas las entradas de su primera cita en el WiZink Center de Madrid, en pleno distrito de Salamanca y en la más simbólica de las paradas de la gira de aniversario.

De sobra son conocidos sus orígenes: la buena marcha de casetes autoeditadas y distribuidas en gasolineras les llevó a publicar en 1994 con un pequeño sello su primer LP, "Lágrimas de amor", y conforme proseguían los lanzamientos y las ventas crecían por el boca a boca, una multinacional apostó por ellos hasta despachar más de 7,5 millones de copias, sin altibajos siquiera en la era del "streaming".

Originalmente un trío y convertidos en el grupo español de mayor éxito del siglo XXI por detrás de La Oreja de Van Gogh (como bien subrayaba hace unos días el candidato del PP por Extremadura, José Antonio Monago), el de Camela este viernes ha sido el asalto de la periferia al Madrid de las élites, algo inaudito si se pensara en los años 90.

Con seis músicos en total y la guitarra eléctrica y el sintetizador en primer plano, los dos Camela supervivientes se han bastado para desbaratar a sus fans desde que a las 22 horas ha arrancado el concierto bajo los acordes metalizados de "Sueños inalcanzables".

"No sabéis lo que significa estar aquí", ha constatado Muñoz en el concierto.