María del Mar Rodríguez Carnero (Málaga, 1975), más conocida en el mundo de la música como Lamari, ha sido durante dieciséis años la voz y el alma de "Chambao". Sus vivencias junto al grupo que inauguró en España el "flamenco-chill" han sido recogidas en su último álbum, "De Chambao a Lamari", con el que se relanza en solitario e inaugura una nueva etapa profesional.

-¿Qué diferencias hallamos entre Lamari y Chambao?

-Lamari va a seguir la estela de los últimos años de Chambao, en el que dejé un poco de lado el "flamenco-chill" y probé cosas nuevas. Las canciones serán diferentes, porque aunque sigo teniendo la parte bohemia y cañera del flamenco también quiero darle un toque electrónico.

-En Chambao ya llevaba varios años sola, aun así decide relanzar su carrera y cambiar de nombre. ¿Qué le lleva a tomar esta decisión?

-Supongo que seguir utilizando el nombre de Chambao me daba apuro, sentía que estaba aprovechándome. Llevo doce años sola en Chambao, sólo los cuatro primeros años fuimos cuatro miembros. Me siento más cómoda usando mi nombre y pudiendo dar rienda suelta a mis propias inquietudes. A mí me apasiona el flamenco, lo que pasa es que he evolucionado de otra manera, la mía, que no es ni mejor ni peor. Es verdad que ha sido la opción difícil, porque he dejado algo que sé que funciona al cien por cien y me he lanzado a la piscina.

-En lo personal, ¿cómo enfoca esta nueva etapa?

-La enfoco desde la tranquilidad. Este año no haré gira, aunque sí algunos conciertos como el de Gijón con el guiterrista Javi Medina. Javi y yo nos conocimos el año pasado. Él venía del grupo "Aldeskuido" y empezaba en solitario, y yo me quedé flipada cuando le escuché tocar la guitarra. Me salió del tirón pedirle una colaboración en su nuevo disco. Así surgió la minigira que estamos haciendo ahora. Es lo que me apetece: hacer la música que quiero y cerrar conciertos donde me apetezca. Necesito salir un poco del bullicio de grupos y músicas que hay ahora, esto no es una competición, es mi vida.

-El estilo musical de Chambao suele definirse como flamenco-chill. ¿Fue algo intencionado o salió solo?

-Todo fue bastante fortuito. Nosotros éramos un grupo de amigos que se juntaba en el barrio de Pedregalejo, Málaga, a tocar para echar el rato después del trabajo. Lo llamamos Chambao, que es el lugar que te quita del viento y el sol en la playa. Cantábamos flamenco y cuando llegó nuestro productor decidió meterle programaciones, como música de violín.

-¿Alguna vez creyó que la banda alcanzaría la fama?

-La fama no se alcanza, se va haciendo con trabajo, canciones, conciertos... y poco a poco te vas haciendo un hueco. La fama no significa nada para mí, como mucho que me paren en el súper y que me digan: "¡Anda, si es Lamari, sácate una foto conmigo!". Yo hago lo que me gusta a mí y lo intento trasladar al público de la mejor manera en los conciertos.

-Uno de los momentos más duros de su vida fue cuando le diagnosticaron cáncer de mama. ¿Qué diría que le ayudó a transitar por la enfermedad?

-Lo que más me ayudó fue mi familia. Yo estaba enormemente asustada, tenía 30 años y lo primero que pensé es que me iba a morir. Después de la primera quimio me di cuenta de que no era tan grave y me fui de gira. La música es terapéutica para todo, está bendita: te ayuda a superar una enfermedad o una depresión y hasta cosas más físicas, como hacer más llevadera la espera a la siguiente cita para la quimio. Me ayudó a aclararme y a no ser todo el rato la enferma, porque cuando pasan estas cosas dejas de ser la persona y te conviertes en la enferma.

-¿Qué consejo le daría a una mujer a la que se lo acaban de diagnosticar?

-Que tenga paciencia porque es una etapa de la vida que le va a traer muchas cosas buenas, aunque parezca algo muy descerebrado. Te reporta cosas buenas sobre ti misma y sobre lo que quieres en la vida, te aclara un montón. Y también le diría que se rodease de gente que sepa entender cuándo le apetece estar sola.

-¿Qué le parece el movimiento feminista?

-Digamos que no soy radical. Apoyo las cosas que suman. Te pongo un ejemplo: este año voy a volver a participar en un concierto que se llama "Esperanza Mujer", en el que todas las participantes (desde artistas hasta equipo técnico y de sonido) somos mujeres. Participo porque es algo curioso e interesante que haya festivales así, porque es algo que suma. No porque todo tenga que ser así y el mundo lo deba gobernar una mujer. No creo en los extremos, creo en el ser humano.

-¿Va a ir a la huelga el próximo 8 de marzo?

-El 8 de marzo estaré camino de Gijón, así que imposible. De todas formas, si pudiera iría, pero por promover mi opinión, no por seguir a un montón de gente que opina lo mismo. Hay cosas con las que estoy de acuerdo y otras con las que no. Son temas delicados y es muy raro que todas opinemos lo mismo.