La Berlinale se convirtió ayer en escaparate exculpador para Liam Neeson, en medio de la controversia desatada por unas declaraciones del actor británico en que afirmaba haber pensado en "matar a un negro". "Conozco a Liam y sé que no es un racista", afirmó el director noruego Hans Petter Moland respecto al protagonista de su filme "Venganza bajo cero", en la presentación ante los medios de "Out Stealing Horses", una de las aspirantes a los Osos del festival.

"No deberíamos condenar a la gente por lo que creímos que dijeron", afirmó por su parte el actor sueco Stellan Skarsgard, parte del elenco con el que Moland compite en la presente Berlinale. "Venganza bajo cero" es una nueva versión del anterior filme dirigido por el realizador noruego, titulado "Kraftidioten" e interpretado entonces por Skarsgard, película que compitió en la Berlinale en 2013.

La presencia del director de "Venganza bajo cero" y del antecesor de Neeson en ese papel convirtió la controversia en torno a las declaraciones del actor británico en pregunta casi obligada en la presentación en Berlín de "Out Stealing Horses". La controversia en torno a Neeson saltó hace unos días, a raíz e una entrevista al diario The Independent, donde explicaba que salió a la calle durante varios días buscando pelea con "algún negro" para matarlo en venganza por la violación de una conocida suya. Las declaraciones han salpicado la promoción de "Venganza bajo cero", en que Neeson interpreta a un personaje que quiere vengarse por el asesinato de su hijo.

Skarsgard equilibra el festival

La solidez de dos actores -el sueco Stellan Skarsgard y la austriaca Valerie Parchner-equilibró la competición de ayer en la Berlinale, tras la sacudida dejada por el intento del director turco-alemán Fatih Akin de mostrar la Alemania más decrépita. A Akin, Oso de Oro en 2004 con "Gegen die Wand" ("Contra la pared"), se le esperaba en Berlín como a un exitoso representante del cine alemán actual que regresa al festival que le catapultó entonces, ahora con "Der Goldener Handschuh" ("The Golden Glove").

El papel protagonista de su nuevo filme corresponde a Jonas Dassler, al que se definía estos días en los medios berlineses como un nuevo talento interpretativo, metido en el papel de un asesino en serie de prostitutas, en el Hamburgo de los años sesenta. Era el plato fuerte del día y la dirección de la Berlinale tuvo que improvisar una tercera sala para el pase previo ante los medios, tras quedar desbordada la capacidad de las dos inicialmente previstas. A la expectación siguió un filme chocante, en que Akin coloca a su asesino, tomado de la vida real, entre el bar que da nombre al filme, un antro poblado por borrachos de ambos sexos tambaleantes, y el pestilente ático del barrio de St Pauli hamburgués donde va matando, troceando y escondiendo a sus víctimas.