Antonio Banderas quiere llevar la revolución cultural a su Málaga natal. Tras algún intento previo frustrado, el actor presentó ayer el proyecto Teatro del Soho CaixaBank. Una iniciativa para la que ha reclutado a Lluís Pasqual, tras su controvertida salida del Teatre Lliure en septiembre. "Será un diálogo continuo con la ciudad", afirmó ayer el actor malagueño, que puntualiza que el Teatro del Soho es un compromiso "suyo": "No solo voy a trabajar gratis, como actor, director y gestor sino que estoy invirtiendo en las obras del teatro sin retorno. Y de las recaudaciones que se hagan no se repartirán dividendos al final del año sino que se reinvertirá en hacer mejores espectáculos. Esa es la idea con la que vamos", afirma.

"Es un proyecto largamente acariciado. Pero se tienen que dar las circunstancias. Si tu no ves antes de iniciarlo que están las instituciones y las personas que tienen que estar, mejor no. Un teatro -enfatiza el protagonista de 'La máscara del zorro'- es un artefacto muy complejo". Banderas habla desde la experiencia: desde principios de siglo, el intérprete ha impulsado diferentes iniciativas culturales tanto en Málaga como en Madrid, no siempre con éxito. En 2001 cerró un acuerdo con hosteleros malagueños para desarrollar una cadena de restaurantes que mezclaba el concepto de comida rápida con el de cocina tradicional, que no salió bien. En 2002 abordó, junto con la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) y el fallecido empresario teatral Luis Ramírez, su primer intento para construir un gran espacio escénico, en este caso en Madrid. Tampoco salió bien. Ahora, Banderas cuenta con un colaborador de excepción en la figura de Pasqual, que ejercerá de director de escena, gestor y administrador y que adquiere esta responsabilidad cinco meses después de dimitir de su cargo en el Teatre Lliure, del que fue cofundador desde 1976.