Magnetismo. Complicidad. Quizás, una sensación de déjà vu emocional ante alguien que, sorprendentemente, acababan de conocer. Sin duda, la primera actuación de la nueva formación de Amistades Peligrosas quedó grabada como mágica en la memoria sentimental de ambos artistas. Así la relatan la asturiana Cristina del Valle y el baionés Marcos Rodríguez, que se han subido juntos a un escenario por primera vez hace un año y medio en una localidad de la costa malagueña ante miles de personas.

Desde entonces, no se han separado. Ayer llegaron a Baiona, 'casa' del nuevo integrante del grupo, para cerrar el último detalle de su nuevo trabajo: la foto del álbum. Tanto para la portada del disco como para el libreto interior, la pareja usará imágenes de la costa del Val Miñor. "Rompimos con un pasado de éxito por no querer negociar nuestra dignidad, por ser nosotros mismos y querer llevar adelante nuestro sueño", coinciden, al tiempo que señalan otros parecidos vitales. "Realmente las Amistades Peligrosas 2.0, con el espíritu y la esencia de dos personas muy ligadas a su tierra y al mar, y del Norte, son esta formación", defienden. Del Valle y Rodríguez avanzan que el disco se llamará "Pacto de sal" y saldrá el próximo 8 de febrero (Sonogram). "Queremos reflejar lo que la sal hace con el agua, ese pacto indisoluble", reflexiona Marcos Rodríguez. "Lleva toda nuestra pasión", apura una enérgica Cristina del Valle desde las proximidades del océano. "Precisamente, el disco mantiene la esencia de Amistades Peligrosas; tanto en la parte social de la diversidad como en su fondo", aseguraron a FARO. La artista asturiana, que durante la década de los noventa triunfó con el vigués Alberto Comesaña, con éxitos como "Estoy por ti" o "Me quedaré solo", llegó hace años a un acuerdo con su expareja para usar el nombre del grupo en España. Del Valle se ha distinguido en los últimos tiempos como activista cultural y destacada defensora feminista, aunque su ámbito de acción la haya llevado por Palestina, Ciudad Juárez o Irak. En esta formación renovada, ambos tienen años e historias sobre el escenario. Marcos Rodríguez se forjó en musicales, es autor de un trabajo en solitario ( "Aviones de papel") y se siente artista desde la infancia. "Cantaba subido a un hórreo de Baredo, en Baiona", recuerda el gallego, "el sonido del viento en las hojas del maíz eran los aplausos". Además, el grupo tiene el compromiso de actuar en las fiestas de Baiona por segundo año consecutivo. Una nueva foto de (quizás) otro álbum.