| Pionera de las directoras españolas y emblema del cine más comprometido, Icíar Bollaín viaja a Cuba en su nuevo largometraje, "Yuli", para contar una historia "que rompe tabúes", la del bailarín Carlos Acosta, biznieto de esclavos, que llegó a ser el primer Romeo negro del Royal Ballet de Londres.

"El racismo sigue muy presente en todas partes", subraya la ganadora del Goya a mejor dirección por el filme "Te doy mis ojos" (2003), y pone como ejemplo lo que le costó encontrar en Cuba a un actor negro para interpretar al padre de Carlos, un papel que recayó finalmente en el coreógrafo Santiago Alfonso.

La complicada relación de Acosta con su padre es el eje del guion de "Yuli", escrito por Paul Laverty a partir de la autobiografía del propio bailarín. La película, que se estrenará el 14 de diciembre, atraviesa los últimos 40 años de historia de Cuba. "Yuli" mezcla ficción, documental, biopic y danza. "La película cuenta una historia en tres periodos: su infancia (interpretada por el niño Edlison Manuel Olbera), su juventud (Keyvin Martínez) y su presente, con el propio Carlos", relata la cineasta.

"La historia de Carlos es diferente porque es un niño que no quiere bailar, lo hace porque su padre le obliga. Más que de superación es de ruptura de tabúes. Un biznieto de esclavos que termina bailando al príncipe blanco por excelencia que es Romeo, en el Royal Ballet", explica Bolaín, quien sostiene que "el racismo sigue muy presente en todas partes" ya que, ejemplifica, "un Óscar con actores negros sigue siendo noticia".