Deslumbrante en medio de la densa niebla que ayer cubría la Ría de Vigo, la actriz viguesa María Castro contrajo matrimonio con el bailarín valenciano José Manuel Villalba en el Parador de contrajo matrimonioBaiona, la villa que la vio crecer como veraneante desde que era una niña, y donde la ceremonia despertó una gran expectación. Tras una emotiva ceremonia en la capilla situada en el recinto, la recibió la tradicional lluvia de pétalos de flores con la muiñeira de Chantada de fondo.

De blanco riguroso con un elegantísimo y favorecedor vestido de corte princesa y cuello chimenea, la novia llegó a la capilla del brazo de su padre casi veinte minutos después de la una de la tarde. Su futuro marido la esperaba en la puerta junto a su madre y arrancaba así una emotiva ceremonia con grupo de cuerda y soprano incluidos, que interpretaron temas clásicos como el "Ave María" de Schubert y otros contemporáneos como "La vie en rose", que en su día popularizó la cantante francesa Edith Piaf.

Numerosos vecinos se acercaron para felicitar a los novios y hacer fotos con sus móviles. Entre los invitados, Momo, el perro golden retriever de la pareja, ataviado con una pajarita.

Todo siguió el guion habitual, y la pareja se paseó por el entorno para la acostumbrada sesión fotográfica, aprovechando el incomparable paisaje. En casi todas las instantáneas posaron solos, pero también lo hicieron con familiares y algún invitado, entre los que apenas hubo caras conocidas. Tan solo la también actriz Miren Ibagurren, conocida por sus papeles en series como "Escenas de matrimonio" y "La que se avecina" y su pareja, el productor televisivo Alberto Caballero, creador de "Aquí no hay quien viva" y su ficción sucesora, la citada "La que se avecina".

Llegó la hora del banquete y los 170 invitados recibieron a los novios entre aplausos a las puertas del salón medieval, en pleno aperitivo. Y es aquí donde comenzó "la boda temática" que la actriz anunció ayer durante la plantación de carballos que promovió junto a un centenar de vecinos voluntarios en la Virgen de la Roca. Los comensales se distribuyeron en 17 mesas, cada una con un nombre y el título de una película junto a la mítica estrella de cinco puntas de Hollywood. El resto de las sorpresas, de puertas para dentro.

En el menú no faltaron el marisco ni los vinos de la tierra.