Stormy Daniels quiere llegar hasta el fondo en su "affaire" con Donald Trump. La actriz de cine para adultos, que años atrás mantuvo (presuntamente) una relación de carácter sexual con el magnate devenido en presidente de los Estados Unidos varios años atrás, ha pedido que la causa contra Trump y su exabogado, Michael Cohen, siga su curso. Una solicitud presentada por el abogado de Daniels, Michael Avenatti, y que persigue desactivar el intento de los dos acusados de cerrar la causa.

El origen del proceso está en un pago de 130.000 dólares que Cohen entregó a Daniels, en vísperas de las elecciones presidenciales de 2016, para que no revelase su relación con Trump, lo que podría perjudicarle en la carrera presidencial. La actriz porno aceptó, pero el presidente nunca llegó a firmar el acuerdo de confidencialidad. Al difundirse la relación y filtrarse el pago, Daniels denunció al presidente y a Cohen para desactivar el acuerdo.

Aunque el presidente negó en un primer momento la relación, el proceso judicial le ha obligado a reconsiderar su estrategia. A mediados de agosto, Cohen se declaró culpable de un delito por haber violado las reglas de financiación de campañas políticas por los pagos tanto a Daniels como a la exmodelo de Playboy Karen McDougal, en los que implicó a Trump.

El abogado dijo que actuó bajo las órdenes de Trump, aunque el presidente mantiene que se enteró de los pagos después de las elecciones y ha negado cualquier relación con Daniels.

Pero este fin de semana, Cohen primero y Trump después propusieron al magistrado que lleva el caso (el juez federal S. James Otero, del Distrito de California) desistir de la demanda dando así la razón a Daniels, en lo que se ha interpretado como una estrategia para evitar que se les llame a declaración, que es precisamente lo que pretenden la actriz porno y su abogado, Michael Avenatti, quienes han solicitado que la causa siga su curso para desactivar la petición de Cohen y Trump.

En un escrito al juez federal, Avenatti pidió que Trump y Cohen no "salgan del caso sin afrontar ninguna consecuencia real o una indagación significativa sobre la verdad". "Cohen es un delincuente. Y Trump es su cómplice. Suscribieron el acuerdo y pagaron 130.000 dólares para beneficiar la campaña de Trump y esconder información a los votantes durante las elecciones de 2016", continúa Avenatti en su escrito.

Según argumenta el abogado de Daniels, "El interés público de seguir con este caso es evidente. Terminar ahora con el caso después de todas las mentiras, engaños y artimañas expuestas anteriormente sería prematuro y erosionaría la confianza pública en los tribunales".

El desarrollo del caso de Stormy Daniels recuerda al que tuvo que afrontar dos décadas atrás el entonces presidente de Estados Unidos Bill Clinton. El demócrata tuvo que declarar en un juicio sobre sus conductas sexuales hacia una exempleada del estado de Arkansas, Paula Jones, que lo acusaba de acoso. Clinton negó el acoso y la relación con Monica Lewinsky. La posterior aparición de un vestido de Lewinsky con los fluidos corporales de Clinton precipitó un proceso de "impeachment" (destitución) contra Clinton, frenado finalmente en el Senado. Pero la mácula marcó el tramo final de la presidencia de Clinton. Y Trump, con un prestigio mucho menor que el del demócrata, no quiere verse en ese brete.