Los Reyes visitaron Bailén para rememorar la batalla en la que hace justo 210 años las tropas napoleónicas sufrieron la primera derrota en tierra firme en la Guerra de la Independencia. En un día muy caluroso, cientos de ciudadanos han recibido a don Felipe y a doña Leticia, que han llegado acompañados por la ministra de Industria, Comercio y Turismo, Reyes Maroto. Allí les esperaba la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz. Esta es la segunda vez que un rey visita Bailén, después de que en 1862 lo hiciera la reina Isabel II.

Durante los poco más de quince minutos que los Reyes han estado en el Ayuntamiento, donde han descubierto una placa de cerámica conmemorativa de la ciudad y recibido el bastón de mando y las llaves de la ciudad, no han parado de oírse gritos de "Felipe, Felipe", especialmente cuando se han asomado al balcón de la casa consistorial.

Tras saludar a los cientos de personas que los esperaban, y que les han acompañado por todos los lugares por los que han pasado, algunos apostados en el lugar desde horas antes, se han dirigido a pie hasta la iglesia de la Encarnación, donde han hecho una ofrenda floral en la tumba del general Castaños. La visita ha concluido en el Museo de la Batalla, donde han sido recibidos por una representación de las asociaciones de recreadores de la batalla, vestidos con los trajes de época del Ejército español.

En la conmemoración de esta batalla tiene un especial protagonismo la heroína local, María Bellido, que es elegida cada año entre las mujeres de la localidad y que según la tradición dio de beber al exhausto coronel Reding, que dirigía las tropas inglesas.

En la batalla de Bailén, la primera derrota de las tropas napoleónicas en campo abierto, murieron o fueron hechos prisioneros los 18.000 hombres del ejército francés y se firmaron las Capitulaciones el 22 de julio de 1808, en la Casa de Postas. Dos años después de esta batalla los franceses se vengarían, un 19 de enero de 1810, cuando volvieron a la entonces "villa" incendiando casas, pajares, violando a mujeres y dejando un gran número de víctimas de toda clase, mientras la gran mayoría de habitantes se refugiaba en los montes de Sierra Morena.