Hace unos 14.000 años, grupos de cazadores y recolectores del noreste de Jordania elaboraron los primeros panes de la humanidad, 4.000 años antes de que la invención de la agricultura y la explotación de los animales domésticos hicieran posible el cultivo de los cereales con fines alimenticios. Si hasta ahora los orígenes de un alimento básico tan simbólico y emblemático como el pan han estado asociados a la aparición de los primeros cultivos, una investigación sobre 24 restos de comida carbonizada recuperados en el yacimiento de Shubayqa 1 (Jordania), liderada por la arqueobotánica vasca Amaia Arranz Otaegui, de la Universidad de Copenhague, ha comenzado a desmontar esta idea.