El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su esposa, Melania Trump, recibieron ayer a los reyes de España para mantener un encuentro en la Casa Blanca al término de la gira de Felipe VI y la reina Letizia por el país de los últimos cinco días.

"Nuestra relación ha sido sobresaliente a lo largo de los años y creo, especialmente ahora. Unas relaciones comerciales y militares excelentes. Todo lo que se puede tener, así que nos encanta España y es realmente un tremendo honor tenerlos aquí". Con estas palabras el presidente de Estados Unidos dio la bienvenida a los Reyes.

Trump elogió a España como "un lugar hermoso" con "una gente muy especial" donde ha viajado hace no mucho. Y volverá a hacerlo, tal y como destacó en una rápida respuesta a los periodistas que se agolpaban en el despacho oval para dar cuenta de la primera reunión entre Donald Trump y el rey Felipe VI.

El Rey calificó su reunión en la Casa Blanca como un "gran final" para una "visita perfecta" que ha servido para poner en valor la herencia española en Estados Unidos, en particular en Texas y en Luisiana y las "excelentes relaciones" de hoy en día.

De hecho, destacó los "muchos asuntos de interés común" que comparten ambos países, sobre todo el valor que ambos conceden a la democracia y el trabajo que desempeñan en muchas áreas del mundo. "Es verdad", apostilló Trump. Ellas permanecían sentadas en los sofás de ambos lados.

Los reyes de España llegaron con casi cuarto de hora de retraso sobre el horario previsto y con algunos truenos que amenazaban tormenta. Entraron por la puerta sur del complejo residencial, donde Trump y la primera dama les esperaban ante una alfombra roja. La nube de "flashes" de los fotógrafos captó gestos de amabilidad entre los cuatro. Ellos se saludaron con un apretón de manos. Ellas con dos besos y una amplia sonrisa.

Tras el encuentro ante los medios Trump y Felipe IV mantuvieron una sesión de trabajo a puerta cerrada en la que también participó el nuevo ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación, Josep Borrell, y el secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo. Mientras, ellas tomaron el té con pastas.

Los estilismos de ellas también fueron los protagonistas de la jornada. Durante los últimos cuatro días la reina Letizia fue aplaudida por su elección del vestuario. En especial, por un vestido de lunares de la diseñadora cordobesa Matilde Cano con el que se dejó ver en Texas.