Ana Arén vuelve a la escena del crimen. Tras el éxito de su primera novela sobre la inspectora jefe ("No soy un monstruo") la periodista de Noticias Cuatro Carme Chaparro vuelve a ponerla en apuros en "La química del odio".
-¿Fue difícil decidirse por una historia tras el éxito de "No soy un monstruo?"
-Digamos que sentí más la presión. "El monstruo" lo escribí para mí sola. Aquí tenía a los lectores esperando. Un día tuve que decidirlo: me siento, escribo y a ver qué sale. Aunque una cosa tenía clara: no sabía quién, pero sí por qué cometía esos actos, la motivación del malo.
-¿De qué elementos se compone su fórmula literaria para atrapar al lector?
-Pues no lo sé, la verdad. Quizá que escribo con las tripas, que mis personajes no son superhéroes de novela negra, sino que podríamos ser cualquiera de nosotros, o que cuento las motivaciones que los mueven, o que escribo de manera muy visual, de hecho no pienso en capítulos sino en secuencias, como si fuera cine.
-¿Qué pensaría Ana Arén de la sentencia de 'La Manada'?
-Que con los hechos probados que explica la sentencia es una barbaridad que haya personas que defiendan lo que hicieron esos chicos.
-Nunca un "scrabble" ha sido tan letal como en su novela? ¿Las palabras pueden ser peligrosas?
-Las palabras deben ser peligrosas. La libertad es una librería, escribió el poeta catalán Joan Margarit. No hay mayor peligro para el statu quo que una persona culta.
-¿Ayuda ser periodista a que lo narrado sea creíble?
-Imagino que sí. Llevo más de veinte años narrando la realidad, e imagino que ese poso del oficio se ha impregnado en las novelas.