Cuando en 1988 Francis Ford Coppola, Woody Allen y Martin Scorsese se unieron para rodar aquella película de episodios, "Historias de Nueva York", de seguro no sospechaban que tres décadas después se reunirían también en el palmarés del premio "Princesa de Asturias" de las Artes. Scorsese, el único de esos tres gigantes del cine norteamericano que aún no había recibido la distinción, es el elegido este año por un acuerdo muy mayoritario de un jurado que destaca "la trascendencia de su labor creadora", que le sitúa como "uno de los directores de cine más destacados del movimiento de renovación cinematográfica surgido en los años setenta del siglo XX", y por su "intensa y amplia tarea de recuperación, restauración y difusión del patrimonio cinematográfico histórico en todo el mundo".

La concesión del premio sorprendió al cineasta en Nueva York, desde donde remitió a la Fundación Princesa de Asturias un emocionado texto de agradecimiento: "Siempre consideré una bendición haber podido hacer las películas que hice y contar las historias que necesitaba contar, con tantos colaboradores notables. Ser reconocido y comprendido es una bendición adicional. Me siento profundamente honrado y agradecido de haber sido seleccionado para recibir este premio", afirma.

La candidatura de Scorsese había sido presentada por José Luis Cienfuegos, director del Festival de Cine Europeo de Sevilla y que fue jurado de los premios Princesa de Asturias en los años precedentes. La propuesta despertó el entusiasmo en buena parte del jurado, cuyos miembros dejaron ayer clara la admiración que sienten por el cineasta italoamericano, nacido en Nueva York en 1942. "Es indiscutible que Martin Scorsese es uno de los grandes cineastas de la historia", indicó la actriz Aitana Sánchez-Gijón, que se estrenaba este año en el jurado, y que destacó además la "admirable" labor de recuperación del patrimonio cinematográfico impulsada por el norteamericano.

El director de escena Emilio Sagi no dudó en calificar a Scorsese como "un grande" y subrayó además la talla personal del cineasta, al que conoció a principios de siglo: "Estuve en Nueva York con él y le invité a hacer una ópera en el Teatro Real, cuando yo era el director. Después no pudo, porque estaba editando 'Gangs of New York', pero tuve el placer de conocerle y charlar con él dos o tres días. Es un hombre maravilloso, con una gran cultura, simpatiquísimo, un hombre muy cercano".

"Para mí es un ídolo", reconoció el director musical Aarón Zapico, que destacó además la capacidad de Scorsese para "apasionar con el cine". Otro miembro del jurado, el cineasta Sergio G. Sánchez, se refería al neoyorquino en los mismos términos que Zapico: "Es un ídolo mío de la infancia y es un honor poder tenerle en Asturias. Pero además es un erudito del cine, un apasionado y uno de los pocos que se dedica, además de hacer sus películas, a restaurar la obra ajena".

Se refería Sánchez a la labor de Scorsese al frente de The Film Foundation, una institución creada por el neoyorquino en 1990 y centrada en custodiar, recuperar y restaurar el patrimonio cinematográfico. En las últimas décadas, la institución ha logrado restaurar más de 800 películas, principalmente norteamericanas pero también, con su extensión World Cinema Project, de otros países.

Este interés de Scorsese por la protección y la difusión del patrimonio cinematográfico tiene un reflejo claro en su filmografía. En 1995 produjo, dirigió y condujo el documental "Un viaje personal a través del cine americano con Martin Scorsese", que tendría continuidad cuatro años después en "Mi viaje a Italia", centrada en la cinematografía de la patria de sus ancestros.

Pero sin duda, lo que más peso ha tenido en la decisión del jurado ha sido su propia obra. Una filmografía en la que lucen títulos como "Taxi Driver" (1976), "Toro salvaje" (1980), "Uno de los nuestros" (1990), "La edad de la inocencia" (1993), "Casino" (1995), "Gangs of New York" (2002), la oscarizada "Infiltrados" (2006) o "El lobo de Wall Street" (2013) , que ha marcado a varias generaciones de cinéfilos y cineastas. La obra de un creador extraordinario que ya forma parte, por derecho propio, de la gran historia del cine.