Cuando Antena 3 decidió estrenarla hace dos meses, Antonio Durán 'Morris' tenía claro que "Fariña" sería un éxito. Rostro de sobra conocido en el audiovisual gallego, a este vigués de 59 años le tocó lidiar con uno de los papeles con más aristas, que la audiencia ha encumbrado de manera unánime.

"Mucha gente que lo conoció, como el jefe de la UCO en aquellos años, me dice: 'Lo clavaste'. Yo mismo veo a Charlín en los reportajes y me veo a mí y pienso: Qué bien lo hicimos", confiesa.

"Tenía mis dudas de que en una cadena generalista se aceptase, por cómo se vería esto en el resto de España", reconoce Morris, quien pronto encontró a los culpables del triunfo. "Cuando tú lo vives de cerca te parecen que son normales, pero no lo son. En Galicia creamos unos personajes muy sui géneris, cuya forma de ser llama mucho la atención. Cuando los espectadores vean el juicio de la Operación Nécora pensarán: ¿pero esto lo escribió el guionista o fue real? Y fue real, por eso engancha tanto". El vigués asume el 'fenómeno Fariña' con orgullo y alegría. "Tengo un problema real, que me paro en los semáforos y la gente me grita desde los coches: ¡Charlín!", relata con una sonrisa.

Sin embargo, Morris también es consciente del lado espinoso que implica tratar el narcotráfico aunque sea en la ficción. "Interpretar a Charlín tiene una parte que ni me lo quiero poner a pensar, porque este señor tiene seis hijos, no sé cuántos nietos... y tal como son y con el fenómeno que hay en Galicia... Me han llegado comentarios de gente cercana, algún amigo que conoce a los hijos, que están hasta los cojones de la serie", reconoce el actor vigués. Por otra parte, también entiende que los habitantes de la comarca de O Salnés recelen del foco mediático. "Un poquito nerviosos sí que deben de estar porque cogen mucha actualidad".

En cuanto al futuro de su personaje confiesa que "aún le queda alguna colleja por soltar", y anticipa que lo mejor -o lo peor- del patriarca de los Charlines está por llegar. "Ahora se vuelven más violentos porque el cerco ya es en la calle. Empiezan a ser gente no querida, aparece Érguete que fue fundamental y puso el foco en ellos... Le ven las orejas al lobo", argumenta.

"Es muy bonito cómo en la serie la banda sonora va cambiando, se hace menos folclórica y más clásica con el paso de los capítulos. Eso es necesario en Fariña. En su punto de partida, todo dios empatizaba con los personajes, pero la historia se va a contar entera... y esa parte falta", explica el actor acerca de la antesala del famoso juicio de la Operación Nécora.

Por último, Morris deja clara su predisposición a una segunda temporada de Fariña... o lo que surja. "Es una historia a la que le queda mucho que contar. Estoy feliz por cómo va a terminar esta temporada y seguro de que el futuro nos dará alguna sorpresa".