| El presidente estadounidense, Donald Trump, celebró ayer la tradicional recepción navideña a la prensa de la Casa Blanca con menos medios invitados que otros años, el boicot de algunos periodistas y bajo la sombra de una noticia incómoda: los cargos en la investigación rusa contra su exasesor Michael Flynn. Para muchos periodistas que cubren la Casa Blanca, lo que normalmente era una esperada fiesta anual en la que aparcar las preguntas, beberse un cóctel y posar para una cotizada foto con el presidente de EE UU se convirtió este año en la fuente de un dilema. Con un presidente que tacha regularmente su trabajo de "noticias falsas", varios corresponsales se sentían incómodos e incluso hipócritas ante la perspectiva de brindar bajo el muérdago de la Casa Blanca. La CNN, uno de los blancos favoritos de Trump, tuvo la respuesta más extrema a la invitación: "A la luz de los constantes ataques del presidente a la libertad de prensa y a la CNN, no creemos que sea adecuado celebrarlo con él como sus invitados".