No es Michelle Pfeiffer una estrella que suela mezclarse con los mortales en el mundo de las alfombras rojas. Su presencia ayer en el festival de Venecia para arropar la última película de Darren Aronofsky fue una excepción de lujo para sus admiradores. Y la diosa de Hollywood no decepcionó. No así la cinta "Mother!", presentada en la competición de Venecia, y que recibió más abucheos que aplausos. Jennifer Lawrence ofrece en ella el papel más difícil de su carrera junto a Javier Bardem.

"Era un personaje completamente diferente a todos los que había hecho antes y me llevó a un lado completamente diferente de mí misma, que no conocía", reconoció la actriz en una rueda de prensa, acompañada por Aronofsky, Bardem y Pfeiffer. En los ensayos previos al rodaje, que duraron tres meses, el director la ayudó a contactar con ella misma de una forma desconocida. "Es lo más difícil que he tenido que sacar de mí misma nunca", agregó.

Sonriente y nerviosa - "desde que empiezo a hablar con un micrófono delante empiezo a aterrorizarme", afirmó-, la actriz fue la protagonista de la presentación, en la que hasta mandó callar a Aronofsky cuando este la interrumpió en una respuesta.

Una actitud muy lejos de la sumisa que mantiene en "Mother!", donde interpreta a la mujer de un famoso escritor (Bardem) en plena crisis y que busca en personas fuera del matrimonio la inspiración necesaria para realizar otra obra.

"Soy muy narcisista, como el personaje, y por eso Darren me llamó", bromeó Bardem sobre su papel en una película que "tiene muchas lecturas" y en la que "tienes que elegir la que más signifique para ti".

Lo que cuenta es la "relación entre un creador y su creación, ya sea escribir libros, crear una casa, o la Tierra en general, creo que es muy complejo, es una historia con muchas capas y de ahí su riqueza".

Esas capas son lo que atrajeron a Pfeiffer al proyecto. "Siempre me ha interesado lo que hay realmente debajo de las personas. Es lo que me gusta de actuar y de contar historias".

Bardem y Lawrence se dieron un baño de multitudes antes de la proyección. Lawrence paseó por la alfombra roja un vaporoso vestido de tul, espalda en forma de V y escote redondo, que dejaba ver una discreta cadenilla al cuello a juego con unos pequeños pendientes. Barden, de traje negro de corte clásico y camisa blanca. Pfeiffer, pelo suelto y sin joyas, llevaba un vestido de estampado geométrico en negro y dorado con cuello a la caja y abertura posterior que dejaba ver unos zapatos negros con generoso tacón en color oro.