Una exposición del Museo Rietberg en Zurich, "Los misterios de Osiris", resucita a través de trescientos objetos extraídos del Mediterráneo en excavaciones marinas uno de los mayores mitos fundadores de Egipto, que marca el inicio del reino de los faraones. Cada una de esas piezas proviene de los fondos marinos, de los restos exhumados del mar por los arqueólogos entre las estructuras que subsisten de Canope y de Thonis-Heracleión, en la bahía de Aboukir, a pocos kilómetros al este de Alejandría.

"Estas ciudades quedaron bajo el agua en el siglo VIII de nuestra era, en un área de aproximadamente 100 kilómetros cuadrados de la que se cree que sólo se ha recuperado el 10% de lo que es posible rescatar", explicó el comisario de la exposición, Axel Langer. Esas ciudades, donde se multiplicaban santuarios y templos, quedaron sumergidas a causa de terremotos y otros incidentes geológicos, y de allí se han recuperado miles de objetos, estatuas y piezas que atestiguan la importancia religiosa del lugar.

Acompañan a las piezas provenientes de los fondos marinos (propiedad del Estado egipcio) cuarenta artefactos procedentes de los museos de El Cairo y Alejandría, que permiten completar la perspectiva que se ofrece al espectador sobre la leyenda de Osiris y varias de las cuales pueden ser vistas por primera vez fuera de Egipto. Completa la muestra una serie de fotos y vídeos que muestran el desafío de desenterrar objetos arqueológicos que yacen bajo el mar, que fue asumido por el Instituto Europeo de Arqueología Submarina (IEAS).

Las piezas extraídas requieren de un tratamiento especial para evitar que su contacto con el oxígeno, tras más de un milenio en agua salada, acelere su erosión.