El inclasificable Pedro Ruiz (Barcelona, 1947) está de gira con su nuevo show, "Eterno". Tras una extensa carrera en televisión, radio, teatro, el mundo de la música y como escritor, el artista vuelve a los escenarios con un espectáculo tan controvertido como iconoclasta.

-¿Qué podrá ver el público en "Eterno"?

-Se podrá ver a sí mismo. Lo que hago es una gran risa sobre nosotros, y procuro que nos burlemos de nosotros mismos, que es una manera de aligerarse. Cuando nos tomamos muy en serio, nos estamos equivocando. No solamente es un espectáculo de humor, también es un espectáculo de emoción. Como ejemplo valdría poner una falla valenciana con todos los monigotes juntos, les prendo fuego, y después queda una ceniza. El que quiera encontrar un mensaje lo hay. El 80% es muy divertido y el 20% es emocionante y reflexivo. No es un monólogo, es un espectáculo. No se puede explicar después de verlo, es de los más completos que he hecho.

-Dice que de esas cenizas sale un mensaje, ¿cuál?

-Cada uno se queda con lo que más afín es a su pensamiento. Lo que he intentado decir siempre en todo lo que hago son tres cosas muy pequeñas: qué corto es esto, qué pequeño es el planeta, qué torpes. ¡Qué mal aprovechamos el tiempo! Estamos obligados a hacer una sociedad más agradable. Estamos aquí muy poquito rato y lo desaprovechamos en enfrentamientos absurdos, impostados, que solamente benefician a los cuarenta dueños del planeta que están jugando al golf: "Matad a Kennedy, pásame el palo siete; habéis invadido Irak, dame una madera".

-En esa pirotecnia fallera, llega a dar la noticia de su propia muerte.

-Nunca le he tenido miedo a la muerte, a la muerte de la gente que quiero sí. Si te empequeñeces, eres más libre, en cuanto te agrandas eres prisionero de la apariencia. Tenemos todos una hipertrofia de ego, pero si te quitas importancia ganas libertad. Las cosas no las tienes tú, te tienen a ti. Lamentablemente yo no soy un sabio, soy uno que sabe que esto es así pero no sabe hacerlo.

-Libertad es una palabra fundamental en tu discurso, que gira en torno a ella.

-Sí, alrededor del derecho a equivocarse. La libertad es un bien, el resto, cosas que se compran. Tengo solo dos nortes en mi vida: la bondad y el talento, por ese orden. Soy ácrata, agnóstico, ni siquiera soy apátrida, soy amúndida. Creo que estamos aquí por casualidad, que hemos caído en uno de los millones de planetas del universo y somos tan tremendamente vanidosos que decimos: aquí vino Buda, Dios, Mahoma? Que eso nos valga como barandillas para caminar por la vida, lo entiendo, pero no se puede militar en cosas que hagan que un ser humano mate a otro porque creen en dioses diferentes.

-Habla de militar. Ha hecho absolutamente de todo, ¿qué le queda? ¿La política quizás?

-No, jamás he tenido vocación política. Me han querido fichar todos los partidos políticos excepto el PP, pero no tengo interés, ni siquiera quise ser nunca capitán del equipo de fútbol. No quiero tener ningún poder, lo único que quiero es que nadie tenga poder sobre mí. Tengo intención de volver a la televisión si me levantan los vetos que padezco, pero sobre todo quiero entretenerme, que también tengo derecho.

-¿Cuál es el mayor problema actual de España?

-Es mucha pregunta para mí solo. El país está en bancarrota ética y casi nada ni nadie genera confianza y, además, se han inventado una multitud de problemas para que en medio de las polémicas no pensemos. Todo es polémica. No caben tantos problemas en una vida, estamos haciendo un planteamiento de auténticos gilipollas.

-¿Y cuál es la solución?

-Humildad y sencillez. En este momento lo revolucionario es la concordia, ya está bien de vendernos tantas motos para quedarse la nuestra.

-¿Qué opinión le merece Mariano Rajoy?

-Rajoy es un percebe, que cuanto más le golpea el mar, más engorda.

-Nació en Cataluña, de padres no catalanes. ¿Qué opina de la situación actual entre Cataluña y España?

-Son dos negocios distintos. Cataluña ha estado y está ciega y Madrid está sorda. En Madrid no se enteran de que allí hay un sentimiento y no lo quieren entender. En Madrid creen que las cosas se arreglan con una conferencia en el Círculo de Bellas Artes, una cacería y brillantina; y en Cataluña no paran de insistir en una cosa que no sé si es buena. En el fondo consiste en que el vector de movimiento del nacionalismo, el que sea, siempre es el mismo. El pretexto es la bandera, pero la finalidad es la caja. Se trata de manejar los impuestos de los que tienes cerca.

-¿Qué diferencia existe entre aquel "Estudio Estadio" que usted inventó y ese tipo de programas actualmente?

-Casi todo el país y la sociedad funciona el modo "Sálvame". Esta manera de condicionarnos para estar permanente discutiendo nos hace mucho mal. El desbordamiento se produce porque el chimpancé que somos, que no somos más que un chimpancé con un altavoz, se siente liberado.