Faro de Vigo

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El vestidor

Dos chicas ideales de la muerte, muy cucas, llamadas Tamy y Miri, estaban condenadas a encontrarse. Las dos son instagramers, infuencers, it girls. Hacen cosas cucas, comen cosas cucas y van siempre muy cucas. También, desde luego, hablan cuco. A Tamy y a Miri les une mucho. Les une, aparte de la cuquez, o cuquería o como quiera que se diga eso innato que tienen, la cocina. Cocina cuca y healthy, claro, pero cocina al fin. Les une la imagen, cuca, bien sea redes sociales bien sea televisión. Tamy y Miri son amiguis, que es una subcategoría de amigas. Ahora sabemos que Miri no es una concursante anónima, una cocinillas con aspiraciones cualquiera. Miri tiene una madrina de excepción. Miri ha entrado en uno de los lugares más inexpugnables del planeta, en el templo de los mil baños de mármol, seguramente. La hija de Isabel Preysler la invitó a su casa, y ella pasó toda la mañana al lado de los cocineros de mamá -y del Nobel, ahí es nada- aprendiendo truquis. Como una becaria agradecida de las que habla Jordi. Es decir, señores y señoras, que lo que está en juego en "Masterchef", lo que se dirime esta vez, lo que concursa, es el secreto de la eterna juventud de la perla de Filipinas. Y Pepe ajeno a todo chupando gamba...

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