El periodista Francisco Reyero rastrea en "Eastwood, desde que mi nombre me defiende" las aventuras españolas del actor Clint Eastwood, un periodo en el que, asegura, se le abrieron las puertas de la fortuna protagonizando spaguetti-western. "En 1964, un mediocre actor de una serie de televisión americana aceptó una oferta de una pandilla de desconocidos italianos para venir a rodar Por un puñado de dólares; aquel desconocido trabajó con muchos españoles y la aventura de los rodajes de las tres películas de Leone -también La muerte tenía un precio y El bueno, el feo y el malo- cambió por completo su fortuna", explicó Reyero.

Publicado por la Fundación José Manuel Lara, Eastwood, desde que mi nombre me defiende es una obra sustentada en una investigación que su autor definió como "una fabulosa mina abandonada para un periodista".

Reyero contó con los testimonios de David V. Picker, uno de los grandes jefes de la United Artists, de extras que participaron en las películas de Sergio Leone, de los técnicos españoles de la época o de Andrés Vicente Gómez, que entonces trabajaba para Ocean, la productora española de la primera cinta de Eastwood. "Andrés fue a recoger a Eastwood a Barajas y se responsabilizó de atenderlo y pagarle las dietas; ya en los noventa lo volvió a ver en Los Ángeles, durante una fiesta que hizo Sony para promocionar la oscarizada Belle Epoque", explicó.

Y fue en ese entorno "tan propio de Hollywood", que Andrés Vicente Gómez "se acercó a Eastwood y le dijo: 'Usted no se acordará pero yo soy el que fue a recogerlo al aeropuerto de Madrid cuando llegó por primera vez", y Eastwood le contestó: 'Claro que me acuerdo' -"Andrés dice que él cree que no se acordaba de nada, pero insiste en que el actor estuvo muy amable y cordial".