Isabel Pantoja protagoniza su primer concierto fuera del territorio español después de... Isabel Pantoja viaja a Chile. Isabel Pantoja recuerda a su amigo Juan Gabriel. Isabel Pantoja cana los temas Marinero de luces, Era mi vida él o Se me enamora el alma. Isabel Pantoja abronca al jurado del festival de Viña del Mar por no callarse ni bajo el agua. Isabel Pantoja saluda a sus hijos desde el escenario. Isabel Pantoja acongoja a Maluma con esa mirada que volvía loco al exalcalde marbellí. Isabel Pantoja es aclamada. Hasta ahí todo normal. Pero Isabel Pantoja se marca una chilena. Al bailar, levanta su vestido más de la cuenta y exhibe su ropa íntima, su lencería. Ya sabemos cómo es el (otro) interior de la cantante andaluza. Y ahí sí, ahí sufre una su regresión semanal y regresa, no me pregunten por qué, al presidio. Y se acuerda de aquel oscuro capítulo del presunto robo de unas calzas de la tonadillera, a saber con qué objeto. Y piensa una, por pensar, que si la intención era venderlas al mejor postor, el descuido ha dejado la prenda sin valor. En el seguidísimo mercado prensarosáceo. En su momento, en los mercadillos (vendedores ambulantes con sentido del marketing) se vieron clones. Low cost.
