¿Es adecuado el sistema de elección del representante español en Eurovisión? Una semana después de la controvertida elección de Manel Navarro el debate sigue vivo, enfrentando a defensores y detractores tanto del modelo de elección como del propio certamen. Una polémica en la que los artistas oscilan entre la cautela y el rechazo a los vaivenes a la hora de elegir al representante español.

Alaska, sin ir más lejos, se siente nostálgica de las míticas ediciones con Raphael como concursante y no puede evitar pensar que el actual proceso de selección no ayuda en la búsqueda de candidatos de peso: "Si fuese por designio directo, podrían llegar otros, pero que te tengas que presentar a tres programas, tus 'fans' se peleen con los del otro candidato...".

Otros artistas como Malú, Chenoa o el grupo Sweet California arguyen que "es una responsabilidad demasiado grande", que no tienen "tiempo para prepararlo" o "el tema", pero a fin de cuentas, ¿por qué habría de someterse un artista con cierto estatus al riesgo de un concurso que es denostado en España, su mayor y natural mercado? Quizás porque, a pesar de su condición nacional de evento "casposo", Eurovisión es hoy "el mayor espectáculo de la televisión europea" por inversión, con una audiencia superior a los 100 millones de personas.

A pesar de ello, en España se suele optar por perfiles "eurovisivos", como si de un género musical se tratara, artistas con más que ganar que perder. Una barrera genérica que desde RTVE no se quiere franquear por el temor a que "mucha gente no se sentiría representada" con grupos que practiquen una música más arriesgada.

Formaciones y artistas como Detergente Líquido, Joe Crepúsculo o La Casa Azul, que en 2008 perdió la competencia contra Rodolfo Chikilicuatre, reclaman un sistema más justo, al tiempo que denuncian que: "Algunos países se hacen respetar en Eurovisión, España no".